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Mª josé Rey en su despacho en casa durante una de las clases HOY
Mª José Rey Guerrero. Profesora de Lengua y Literatura

«Seguimos luchando porque nuestros alumnos y alumnas se sientan atendidos y evaluados hasta final de curso»

Adaptarse a la metodología, lo más complicado ·

Esta profesora santeña, que actualmente trabaja en Hornachos, nos cuenta de primera mano su experiencia con sus alumnos tras tener que continuar con la programación educativa a distancia

Viernes, 3 de abril 2020, 10:06

Una de las primeras medidas adoptadas por la Junta de Extremadura para evitar la propagación del contagio de coronavirus y proteger a los menores y sus familias fue el cierre de los centros educativos.

Pero la actividad lectiva no ha parado en ningún momento. La santeña Mª José Rey Guerrero es profesora de Lengua y Literatura en el instituto de Hornachos. Ella nos cuenta en primera persona su experiencia en este sentido.

- ¿Cómo ha sido el proceso de adaptación en el trabajo telemático?

Los primeros días fueron un poco caóticos. Tuvimos que poner en marcha todo el entramado tecnológico y adecuar nuestras programaciones en un tiempo récord, para poder empezar el lunes 16 de marzo, al menos, a dar las instrucciones correspondientes a familias y alumnos. Fueron varios días muy estresantes.

Uno de los problemas con el que nos hemos encontrado el profesorado, sobre todo al comienzo, ha sido la queja por parte de familias y alumnado por el volumen de trabajo que estaban recibiendo. Quizá los profesores nos hemos visto un poco abrumados por la situación y, bajo el agobio de cumplir nuestras programaciones, hemos intentado abarcar muchos contenidos o mantener el ritmo normal como si de clases presenciales se trataran. Creo que eso se está solventado poco a poco. Hemos necesitado una tregua para organizarnos y ser conscientes de que las seis horas lectivas diarias no tienen la equivalencia real en casa. Es lógico.

- ¿Qué herramientas utilizáis para la enseñanza los profesores?

En estos momentos me atrevo a decir que el 100% del profesorado cuenta en su domicilio con teléfono, ordenador portátil y/o tablet, así como conexión a internet. De todos estos medios y, gracias a la digitalización de libros y múltiples materiales, nos estamos valiendo para continuar con las clases a distancia. Esas son las herramientas necesarias para llevar a cabo nuestro trabajo.

También nos estamos sirviendo de múltiples plataformas online que están a nuestra disposición: desde Rayuela, la plataforma oficial de la Junta de Extremadura y que nos permite estar en contacto con toda la comunidad educativa, hasta aplicaciones gratuitas que presta Google como son Google Clasroom (que permite tener una clase virtual en la que colgar materiales, tareas y estar en comunicación con el alumnado), Google meet o Duo (para hacer videoconferencias), e incluso grupos de Whatsapp o Telegram, que contribuyen al contacto directo y espontáneo con el alumnado.

Éstas son las herramientas que yo estoy utilizando, aunque existen otras plataformas, como por ejemplo eScholarium, que también están siendo utilizadas por el profesorado.

Reunión de tutores con el departamento de Orientación HOY

- A tu juicio, ¿cómo responden los alumnos a la educación a distancia?

En mi caso, los alumnos están respondiendo de manera similar a las clases presenciales. E incluso puedo asegurar que algunos están más implicados. Ellos han sido conscientes de que esto no eran unas vacaciones, les ha costado unos días pero ahora están más al pie del cañón.

Existe, por otro lado, otra triste realidad: el alumno o alumna que no responde en las clases presenciales, tampoco lo hace actualmente, a pesar de los intentos con las familias o los propios alumnos.

- ¿Cómo es el día a día de un profesor en casa? ¿Cuánto tiempo dedica a las clases?

Depende de la situación familiar del profesor. Los hay que viven solos, o sin personas a su cargo, o tienen hijos mayores… y pueden seguir un ritmo prácticamente igual al de antes del confinamiento, o marcarse un horario fijo de trabajo. Pero también estamos los que además de atender a nuestros alumnos, tenemos hijos pequeños a los que prestar atención. Ése es mi caso, y he de reconocer que no es nada fácil. Eso sí, mis hijos son cada día más autosuficientes, no les ha quedado más remedio.

En cuanto a las horas, no puedo decir un número concreto..., además de las horas de contacto con los alumnos por el medio que sea durante las mañanas, también se necesitan muchas horas para preparar materiales digitales, grabar vídeos, llevar la burocracia concerniente a tutorías, jefaturas de departamento..., de manera que se echan muchas horas por la tarde, o la noche, o durante los fines de semana. Pero eso ocurre igual cuando las clases son presenciales, es ese 'trabajo invisible' propio del profesor y que muy poca gente ve. Puedo asegurar que no hemos cogido vacaciones con antelación.

- ¿Crees que dedican los alumnos el tiempo suficiente a los estudios? ¿Hay avance por parte del alumnado?

Con esta nueva metodología encontramos prácticamente lo mismo que en las aulas: alumnos que se implican y trabajan; alumnos que 'se escaquean' y buscan excusas, o simplemente alumnos que no hacen prácticamente nada. Los hay que han cambiado para bien, que se han visto obligados a trabajar más porque las tareas hay que entregarlas sí o sí.

Otra cuestión son las dificultades tecnológicas que se puedan encontrar.

- Según tú, ¿qué es lo que resulta más complicado en este modo de enseñanza?

Lo que más difícil está resultando en este momento es adaptarse a la metodología en sí. Sea desde el punto de vista del alumnado o del profesorado, poner en marcha varias clases virtuales ha sido un reto que nos ha exigido mucha organización y coordinación entre todos los miembros de la comunidad educativa: familias, alumnado y profesorado. Se siguen cometiendo errores, pero al menos se está haciendo todo lo posible por parte de las partes interesadas para que el curso no se pierda en su totalidad.

Las clases telemáticas no suplen las necesidades del día a día de la misma forma que las presenciales; pero al menos, seguimos luchando porque nuestros alumnos y alumnas se sientan atendidos y evaluados hasta final de curso. Intentamos que se sientan escuchados, que su desarrollo y mejoría siga siendo la clave de nuestro éxito como profesores y que, a pesar de la situación que nos ha tocado vivir, su educación sea considerada fundamental; en definitiva, ellos serán el futuro próximo de nuestra sociedad, que lamentablemente quedará mermada en muchos sentidos.

- Quizás los alumnos que se encuentran en una situación más complicada son aquellos que están en el último curso del instituto y han de enfrentarse a las pruebas de la EBAU.

Los alumnos y alumnas de 2° de Bachillerato están viviendo la situación con mayor ansiedad. Este curso de por sí genera más estrés que cualquier otro, así que si le añadimos la situación actual es normal que el alumnado esté especialmente preocupado. Además, sus cabecitas están programadas para terminar el curso en mayo y hacer la EBAU a principios de junio, y este varapalo ha supuesto en ellos un bajón moral.

Los que impartimos clases en 2° de bachillerato intentamos tranquilizarlos y hacerles ver que todo lo que está ocurriendo también se tendrá en cuenta a la hora de facilitarles todo el proceso que les queda por delante: la propia evaluación de bachillerato y la temida EBAU.

Hace poco que se conocen las nuevas fechas para la EBAU 2020, que se celebrará a finales de junio y en septiembre la convocatoria extraordinaria. Esperemos que así pueda ser.

Para los profesores de 2° también ha sido una situación tensa, ya que tenemos una programación muy amplia que debemos impartir en su totalidad. Aunque según me hacen ver mis alumnos y compañeros, todo está controlado y va marchando bien.

La madurez de la mayoría de estos alumnos es impresionante; son pequeños adultos capaces de afrontar la situación y dar mucho de sí. Por eso, sé que no van a tener problema alguno.

- Una vez que se recupere la normalidad, ¿estarán los alumnos al nivel exigido a estas alturas del curso?

El nivel alcanzado por el alumnado dependerá de muchos factores: asignaturas, profesores, cursos, el propio alumnado... Estoy convencida que por parte de la gran mayoría de la comunidad educativa existe la motivación de no echar todo el curso por tierra. Yo, como madre y profesora, intento que mis hijos sigan una rutina y trabajen sus contenidos, al igual que sigo preparando mis clases para mis alumnos. Hay que ser conscientes de que el contexto clase no es igual al contexto casa; de ahí tenemos que partir para saber que posiblemente los contenidos no se den en su totalidad (salvo en 2° de Bachillerato), pero que lo que realmente importa es que no se pierda el ritmo por completo y se avance hasta donde se pueda llegar, sin caer en la frustración, el agobio y el estrés por cualquiera de las partes.

No va a pasar nada: tenemos notas de primera y segunda evaluación y se seguirá trabajando en la tercera. Habrá material suficiente para evaluar a todos los alumnos. Y lo que quede en el tintero, será recuperado en cursos posteriores.

- ¿Algún consejo a los alumnos para el tiempo que les queda en casa?

Mi consejo siempre es el mismo: que trabajen, que se impongan una rutina como si de ir al instituto se tratara, que se esfuercen y que respondan a las exigencias del profesorado. Pero que expresen también sus dificultades y sus problemas: hay familias que no tienen las mismas posibilidades tecnológicas y eso debe ser puesto en conocimiento del profesorado para que el alumno o alumna tenga las mismas opciones de ser evaluado.

Pero, sobre todo, yo insto a mis alumnos a que disfruten de sus familias, a que vean el lado positivo de esta desgraciada situación y saquen sus propias conclusiones: quizá esta bofetada de realidad nos ayude a reestablecer nuestro sistema de valores, un sistema que estaba dando más protagonismo a lo material, lo superficial y lo efímero, dejando de lado a la humanidad que, estoy segura, habita en nosotros.

Y quiere finalizar Mª José esta entrevista con una reflexión: «nada hay como unas clases presenciales: el apego, una mirada, el cariño, un gesto, la risa, un mal entendido, la sonrisa, el chiste inoportuno (o súper oportuno)..., no hay nada de eso que pueda percibirse detrás de una pantalla. Eso se echa de menos y es lo que un docente con vocación necesita para sentirse realizado».

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hoy «Seguimos luchando porque nuestros alumnos y alumnas se sientan atendidos y evaluados hasta final de curso»

«Seguimos luchando porque nuestros alumnos y alumnas se sientan atendidos y evaluados hasta final de curso»