El robo de la Virgen, un hecho que revuelve las entrañas de los santeños y hiere al corazón a todos

El pueblo está muy triste, muy preocupado y con una rabia contenida por el acto sacrílego y vandálico que ha tenido lugar la tarde de ayer Miércoles Santos en la ermita de la Virgen de la Estrella, la patrona de Los Santos. En alguna ocasión se ha intentado robar la recaudación de los cepillos pero, en este caso, los autores o autor de acto tan deleznable han subido hasta el camarín de la Virgen y llegado hasta su trono. La Virgen no luce joyas de ningún tipo, ni la corona rica, solo los ropajes de un valor que tiene solo el precio del amor de los santeños por su Patrona.

Aún es pronto para conocer el verdadero sentido de este intento de robo que, para mí, no tiene sentido; a no ser que se haya querido herir, en lo más profundo, los sentimientos religiosos de los santeño. El amor a la Patrona va en Los Santos más allá de ideologías y todo el pueblo mira con un especial cariño a la Patrona. Es decir que el acto incomprensible está siendo reprochado por todo el pueblo.

A partir de ahora hay que dejar a los investigadores que esclarezcan lo que ha pasado y detengan al autor o autores. Pero a raíz de ahí, los santeños han de conocer cuál es el alcance de los daños en la imagen. El párroco Leonardo Terraza informará este jueves, en los oficios del Jueves Santo, lo que se conozca de este suceso que a todos los santeños ha removido las entrañas y herido el corazón.

Si algo tienen aún en su poder los ladrones, y llegan a leer con raciocinio estas líneas, le pedimos encarecidamente que lo devuelvan: al párroco, a la hermana Mayor o a cualquier persona de bien de este pueblo; la mayordoma, Mari Carmen, que está muy dolida. Porque ese patrimonio es de todo el pueblo y nadie que lo tenga en sus manos lo va a apreciar tanto como un santeño. El valor de la corona es testimonial, de laton dorado. El de la imagen de la Virgen es sentimental y eso no tiene precio.