Sala de juicio con el acusado a la derechaLucio Poves
Juicio por el crimen de los hermanos Gilda
«Rafael tenía conocimiento de lo que estaba haciendo cuando asesinó a sus dos hermanos»
Los forenses consideran que padece una leve enfermedad siquica pero que era consciente de los que hacía ·
La valoración de esa enfermedad síquica ha marcado la segunda jornada del juicio que preside el magistrado José Antonio Patrocinio quien, en reiteradas ocasiones ha preguntado a los testigos sí consideraban 'dentro de sus cabales' al acusado.
Desde las nueve y media de la mañana de este miércoles, el jurado popular que ha participado en el juicio por el doble crimen de los hermanos Gilda de Los Santos, comenzará a deliberar y, a lo largo del día se conocerá su decisión: si lo consideran culpable o no de un delito de doble asesinato con alevosía y ensañamiento con la agravante de parentesco por los que la fiscal del caso pide 48 años de cárcel.
Valoración sicológica
En sus conclusiones finales el abogado defensor de Rafael, Gumersindo González, ha modificado su petición y ha pasado de pedir la absolución el primer día del juicio a «dos delitos de homicidio con la atenuante de discapacidad psíquica».
La valoración de esa enfermedad síquica ha marcado la segunda jornada del juicio que preside el magistrado José Antonio Patrocinio quien, en reiteradas ocasiones, ha preguntado a los testigos sí consideraban 'dentro de sus cabales' al acusado.
Los tres forenses que han informado en el juicio coinciden en sus informes: « La leve enfermedad mental no afectan para nada a sus capacidades cognitivas»
Los peritos aseguran en sus informes que «es imputable de los hechos que se están juzgando«, y que Rafael, el 2 de mayo de 2021, cuando se cometieron los asesinatos »tenía conocimiento de lo que estaba haciendo». Concluyen que no fue un brote sicótico «Con cierta racionalidad y sin un comportamiento explosivo».
Por todo ello puso una serie de medidas para tratar de no ser descubierto.
Varios agentes de la Policía Local de Los Santos de Maimona fueron los primeros en declarar este martes en el juicio contra Rafael Ortiz acusado de asesinar a sus dos hermanos- Antonio y Francisco- en la casa familiar de la calle San Cristobal.
La policía local de Los Santos
Los policías locales de Los Santos fueron claves para poner en marcha la investigación sobre la desaparición de los dos hermanos que luego fueron encontrados muertos por la Guardia Civil en una habitación de la casa familiar cubiertos por un montón de basura y escombros y la puerta atrancada con una cocina gas.
Los policías locales relataron que tras echar de menos a los hermanos- alertados por los trabajadores del centro de día de la residencia de ancianos- acudieron al domicilio de la Calle San Cristóbal y en una de las ocasiones el ahora acusado, Rafael, les dejó pasar y en su informe elevado a la Guardia Civil sospecharon de que pudieran estar muertos.
A partir de este importante trabajo del colectivo policial de Los Santos la Guardia Civil puso en marcha la maquinaria de investigación que acabó con la detención del sospechoso, el registro de la vivienda- que olía a gas cuando entraron los guardias civiles- y el macabro hallazgo de los cuerpos de Antonio y Quiquin que murieron como consecuencia de los fuertes golpes que les propinó su hermano.
La habitación de los horrores
«Cuando pudimos abrir la puerta y echar un vistazo vimos una mancha negra que el acusado dijo ser de 'meadas' de perros, pero enseguida nos pusimos en la línea de que en el interior de la vivienda había pasado algo. Poco después, tras quitar una gran cantidad de basura y escombros, encontramos a los dos cuerpos, con gran cantidad de signos de violencia, atados de pies y manos y uno de ellos con la boca taponada por servilletas de papel que abundaban en la casa y una bolsa amarilla de las utilizadas para la basura», relataron los miembros de la policía judicial de la Guardia Civil.
Los forenses han señalado en su declaración que las ataduras se llevaron a efecto después de morir.
Habían dado con la habitación de los horrores y a partir de ahí, estando presente en el paisillo el autor de los crímenes, la policía científica de la Guardia Civil comenzó a recoger las pruebas presentadas al juzgado para incriminar a Rafael que en 2021 tenía sesenta años.
Todos los testigos aseguraron que el estado de salud era entonces apreciablemente bueno y la policía local señaló además que mucho antes de estos horribles sucesos el acusado estuvo ingresado en la sección de siquiatría del hospital de Zafra.
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