

Jose Ignacio Clemente Fernández
Lunes, 15 de agosto 2016, 09:48
El aspecto que presenta actualmente la torre de la Iglesia parroquial de Los Santos de Maimona es producto de una serie de acontecimientos, fortuitos algunos, y decididamente intencionados otros.
Durante el siglo XVI se levantó la totalidad del templo, siempre ajustado a un estilo entre lo gótico y lo renaciente; precisamente y sobre este último estilo se dieron las trazas de la torre: un prisma de líneas claras, sin elementos ornamentales, un cuerpo de campanas en sillería de cantería de piedra bien cortada y con pareja de arcos entre peraltado y rampante en cada uno de sus frentes, todos elementos en sintonía con el desarrollo del estilo y labor de cantería empleado en obras de igual cronología. La estructura principal de la torre debió acabar en el cuerpo de campanas, rematándola un chapitel recubierto de espejuelos.
El 29 de Enero de 1679 cayó un rayo sobre la torre, entrando por el chapitel, sacando dos piedras del cuerpo de campanas y dañando el arco sobre el que descansa el coro de la iglesia y la torre. Desde esta fecha y de forma continuada, se sucede una innumerable prosecución de pedimentos, rogativas, etc, a la Mesa Maestral de Llerena, y a su Majestad y Consejo de Órdenes Militares para conseguir dineros para las reparaciones oportunas. En 1769 y tras casi cien años en el que el templo presentara un aspecto indecente, se publica en las puertas del templo las obras requeridas: el chapitel (encontrándose éste arruinado), torre, bóvedas y resto de desperfectos del templo. Al requerimiento presentan postura Pedro de Silva el menor ,Maestro Alarife de Zafra, y Baltasar Martínez de la Vera Maestro de Alarife vecino de la ciudad de Jerez de los Caballeros y maestro mayor de ella por nombramiento de su consistorio y aprobado por el Real Consejo de las Órdenes. La obra se le otorga a Pedro de Silva, pero su actuación no fue del gusto de la mayordomía de la parroquia al no cumplir los tiempos pactados, por emplear materiales de baja calidad y por dejar la obra sin acabar. Ante esta situación, el Juez Protector de las Iglesias de las Órdenes manda que fuese tasada las obras llevadas a cabo por el alarife segedano, y ordenó que se ejecutara la fianza dada por éste, poniendo en venta judicial en la Plaza Grande de Zafra unas casas en el arrabal de San Benito de la misma villa, propiedad del maestro segedano. El 22 de Junio de 1775 juraron el cargo de la obra Manuel Pinto, Maestro Alarife de Los Santos, y Baltasar Martínez de la Vera; la actuación de éstos se extendió a todo el templo, aunque se hace claramente visible en la torre y es de un estilo propiamente Barroco: recubrir toda la torre, a excepción del cuerpo de campanas, de un estucado de sillería fingida- recurso propio del barroco jerezano y andaluz- rematar el cuerpo del chapitel de la torre con una barandilla puesto que demurado e indefenso y ser preciso subir a dicho sitio los dependientes de iglesia a cuyo cargo están las iluminaciones en las festividades del año se exponen a que faltándoles aquel previo cuidado diligente sea ruina de muchos hombres y para la seguridad de esta desgracia que anuncia mi experiencia se hace preciso hacer en cuadro una barandilla, rematar con cuatro pilastras las esquinas de la barandilla, de nuevo un recurso empleado en las torres de la ciudad jerezana, y levantar el chapitel de sección poligonal y recubrirlo de azulejería al modo sevillano.
En 1838 cayó otro rayo (citado en la documentación como Manga de fuego) en el chapitel de la torre; la obra de reparación fue otorgada a dos maestros alarifes, Juan Baptista de Arteaga vecino de Burguillos y Juan Vicente Cobos vecino de Los Santos. La documentación cita que tan sólo fue destruido el remate del chapitel, por lo que el cuerpo poligonal del mismo pertenece al periodo barroco anterior, además se describe como los tejados del templo quedaron cubiertos de azulejería, decoración ésta también del periodo barroco anterior. La actuación de estos alarifes ya está en la línea estética neoclásica que marcaba la Real Academia de Madrid: obviaron la decoración de azulejería del periodo anterior limpiando los paramentos del chapitel, y remataron éste con una cúpula de corte clasicista.
Este artículo, se ha extraído de una comunicación para las Jornadas de Historia de Lerena "El Siglo de las Luces: Tercer Centenario de José de Hermosilla Sandoval" celebradas en Diciembre de 2.015. Del libro de ponencias y comunicaciones de dichas jornadas habrá un ejemplar depositado en el Biblioteca Aniceto Samino Leon de Los Santos de Maimona.
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