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Antonio Amador en una foto de hace unos años Lucio Poves
Ha muerto Antonio Amador Ortiz, un honesto y sabio hombre de campo
Obituario

Ha muerto Antonio Amador Ortiz, un honesto y sabio hombre de campo

El sepelio tendrá lugar este martes a las 10,30 de la mañana en la Parroquia de Los Santos ·

Antonio Amador ha sido, hasta su muerte, un creyente convencido y, a pesar de sus achaques lo hemos visto ir de su casa a la Iglesia y vuelta el camino. De comunión diaria y también de chatito de vino diario en Labradores donde su figura será siempre recordada.

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Lunes, 9 de septiembre 2024, 21:56

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Ha muerto Antonio Amador Ortiz, un sabio hombre de campo, un defensor de los derechos de los agricultores. Un hombre íntegro, sensato, bien informado - leía a diario el periódico Hoy que recogía personalmente del lugar de venta- que solía hacer tertulia con todo aquel que se acercaba, que eran muchos, para recibir sus consejos y para beber de su experiencia. Hombre metódico de costumbres bien definidas que dio mucho a su familia. Sus hermanas Estrella y Mati y a sus sobrinos a los que ayudó a educar desde muy chiquitos. El entierro será este martes 10 de septiembre a las 10,30 de la mañana en la parroquia Ntra. Sra. de los Ángeles de Los Santos.

Fue socio fundador de la Cooperativa Virgen de la Estrella y llegó a ser presidente de la misma en una época en la que había que sujetar bien el timón para lograr los éxitos que consiguió. Firme convencido en los movimientos cooperativos, Antonio se hizo notar, por sus buenas practicas, en la época en que la dirigió.

Antonio fue concejal del ayuntamiento en el primer ayuntamiento de la democracia que presidió en Los Santos Cipriano Tinoco. En el plano de los sindicatos perteneció a Jóvenes Ostricultores, cuando esta organización empezó a sonar en los pueblos; no dudó en coger la bandera de la reivindicación, para las mejoras del campo, en aquellas interminables marchas de tractores.

Antonio Amador Ortiz ha sido, hasta su muerte, un creyente convencido y, a pesar de sus achaques lo hemos visto ir de su casa a la Iglesia y vuelta el camino hasta hace pocas semanas. De comunión diaria y también de chatito de vino diario en Labradores, donde su figura será siempre recordada.

Durante muchos años fue el Presidente de la Hermandad de San Isidro e impulsor de la ermita que se hizo en la sierra de San Cristóbal. Con él la fiesta llegó a convertirse, con la estrecha colaboración del Ayuntamiento, en una de las principales de Los Santos. Él mantenía en su interior ese orgullo aunque la humildad, y su afán de no aparecer en la primera plana, lo mantuvieron siempre en un segundo plano.

Formó parte de los primeros Consejos Pastorales de la Parroquia, siempre con su justa orientación. Disfrutaba en las fiestas de la Cruz de Mayo en su calle.

Como agricultor heredó de sus antepasados el gusto por lo bien hecho, el respeto de las lindes, la común unión con el resto de los que en Los Santos, que eran muchos, se dedicaban a labrar la tierra: Y que bien lucían las que llevaba Antonio y su hermano Cecilio fallecido hace unos años.

Se ha ido un hombre honesto con sus ideas, que nunca quiso aparentar, pero siempre estuvo al lado de quien necesitó su ayuda.

Sus últimos meses han sido de sufrimiento por la pérdida del habla debido a su debilitamiento. Prefiero recordarlo en la Asociación de Agricultores que frecuentaba a diario, con su café o la copita de vino, rodeado de amigos, hablando de cualquier tema porque, sobre todo, Antonio era un hombre bien informado.

En su familia ha dejado un sello especial de rectitud y de conciencia social que se ha trasmitido a sus hermanos, sobrinos y sobrinos nietos. Siempre será un referente en sus vidas. Un hombre esencialmente bueno que recordaremos siempre. Se fue en paz, en su casa rodeado de los más intimos.

Su capital humano ha sido mucho. Aludiendo a la parábola de los Evangelios, Antonio no enterró 'el talento' que Dios le dio para su vida en esta tierra. Lo multiplicó, especialmente en lo espiritual, en la aplicación a sí mismo del catecismo social de la Iglesia, el reparto de cariño abundante a los suyos, en hacer que el campo ofreciera las mejores cosechas. Ese bagaje de hombre de bien, lo han heredado los que estuvieron más cerca. Esa es su mejor herencia.

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