

Sara Macarro
Viernes, 15 de marzo 2024, 11:14
Laura Di Tella, propietaria de la librería 'del Instituto', derrama alegría y simpatía por cada poro de su piel. Es una mujer valiente, fuerte y muy sociable, o al menos eso es lo que dice de ella su historia y sus palabras. Llegaba a Los Santos de Maimona junto a su familia en el año 2004 desde su país natal, Argentina. «El padre de mis hijos ya había venido antes y ya teníamos todo más o menos organizado, él ya tenía trabajo y los chicos empezaron en el instituto», cuenta Laura, quien tiene dos hijos: Ana, que empezaba el bachillerato, y Pablo, que cursaba segundo de la ESO.
Explica que marcharte a otro lugar puede ser muy complicado porque vas «con unas expectativas que no sabés bien cuáles son, porque no sabés cómo te va a ir, no sabés con qué gente te vas a encontrar. Yo tuve la suerte de que mis expectativas se cumplieron porque mis hijos han podido estudiar, han podido viajar, están instalados ahora mismo».
Aunque hoy está feliz y agradecida por la acogida que los santeños, durante su periodo de adaptación no lo pasó bien, a pesar de que «tuve la suerte de que hablo el mismo idioma, tuve la suerte de que tengo un carácter extrovertido y tengo facilidad para adaptarme. La entrené mucho en esos días porque el principio fue muy duro, el venir es muy complicado porque venís a lo desconocido», recuerda Di Tella. El idioma es el mismo, sí, pero como continuó explicando Laura hay «muchas maneras de decir, muchas palabras, inclusive, que la fui adoptando, pero que no eran las propias». A esto añade entre risas que «el día que me salga el 'aaa' ya soy santeña».
Sumado a esto está que llegaba a un sitio en el que aún no conocía a nadie y a una persona tan sociable como ella eso se le hizo cuesta arriba: «yo estaba tan triste que salía a la calle para que me saludaran», cuenta emocionándose al recordarlo y continúa diciendo que «tuve la suerte de que la gente santeña es tan acogedora que enseguida me adoptaron, y eso lo agradezco un montón porque sin eso hubiera sido imposible». Y es que en un principio se sintió algo sola porque «los chicos estaban en el instituto, mi marido estaba trabajando yo todavía no y estaba tan sola, tan sola que salía a que me saludaran, daba una vuelta, hacía como que hacía algo y me volvía a mi casa y ya me habían saludado 3 – 4 personas y ya, vistes, no te sentías tan sola.»
Su sueño hecho realidad
Cuando llegó tardó unos 6 meses en encontrar trabajo y, como ella cuenta, «estuve trabajando por cuenta ajena y después me puse con la librería; a los dos años me decidía a ponerme la librería y, bueno, con mucho esfuerzo y muchos créditos y de más acá estamos». Con alegría en la voz, cuenta que «la librería fue el sueño de mi vida. Yo soy maestra y siempre me encantaron los libros, me encanta la papelería, me encanta poder asesorar en cuanto a juegos didácticos, en cuanto a literatura infantil, vistes, eso es algo que a mí me sale y era mi sector». Además, por su carácter extrovertido, adora la atención al público.
Cuando decidió emprender, sabía que podía salir bien, pero también mal y de todas formas fue a por lo que quería: «decidí emprender por esa frase que dice que cuando estás trabajando en algo que te gusta, entonces no vas a trabajar nunca más».
Como consejo a una persona que sueñe con emprender, le diría que primero realizará un estudio del negocio que quiere, que contemple todas sus posibilidades de la forma más realista posible y paciencia «porque es cierto que el primer, el segundo año no se puede vivir de lo que estás haciendo. El ser autónomo es para valientes, pero yo los estimularía para que lo hicieran», dice.
Su opinión respecto a la situación de la mujer
Con el 8M tan reciente y siendo Laura una mujer, le pedimos su opinión respecto a la situación actual de la mujer respecto al hombre:«yo en ese sentido tuve mucha suerte y no he notado, pero sí veo en el entorno la diferencia en cuanto al trato en el trabajo, inclusive la seguridad para andar sola por la calle, yo viví en una ciudad grande y temía por mi hija cuando volvía a casa, te estoy hablando de hace 20 años y eso, lamentablemente, no ha ido a mejor».
Laura tiene muy claro cuál es la solución: la educación de los niños. «Me parece importantísimo que desde los niños de infantil se les inculque la idea de la igualdad, de que el rosa no es solamente de nena… Está en mano de las familias el reflexionar y el darnos cuenta de que estamos educando los seres del futuro y que no hay posibilidad de inclusión, no hay posibilidad de igualdad en cuanto estamos fomentando de alguna manera que, bueno, el rosa es de nena o que esta actividad no es para nenas o esta actividad no es para niños o los niños no lloran», explica.
Aportar a la sociedad
Laura es una persona que se involucra en la comunidad en la que vive y en la que le gusta participar. Recuerda que la primera actividad «que hice» fue risoterapia en la Universidad Popular, después empecé senderismo…» Y es que «soy una convencida de que lo que das vuelve, entonces, el estar en una comunidad pequeña te da la posibilidad de hacer mayores aportes que si estás en una ciudad grande. Está la posibilidad de mejorar el lugar en el que estás en base a mucha ilusión y esfuerzo». A esto añade que «con el aporte de todos podemos hacer una sociedad mucho mejor de lo que tenemos».
En Los Santos de Maimona se programan muchas actividades a las que acuden gente de todas las edades, pues se hacen actividades para todos, «es una pena quedarse en casa en el sofá cuando hay tanta cosa para hacer», termina diciendo Laura.
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