Este fin de semana han comenzado las primeras comuniones de los distintos grupos

A las 12 de la tarde de este domingo 6 de septiembre el grupo de 14 niños y niñas que iban a hacer la Primera Comunión, atravesaban el paseo de las Brandas con sus mascarillas puestas. Las medidas de seguridad en el Templo Parroquial ha sido extremas, de manera que los niños se limpiaban pies y manos con soluciones desinfectantes, y en los bancos solo se permitían dos personas de manera que el aforo nunca ha llegado al 50 por ciento de la capacidad. La entrada al templo era por invitación, según recomendaciones del Vicario de Zona y todos entraron por la Puerta del perdón.

Al asistir a la ceremonia, los niños con mascarillas, separados, en el mes de septiembre en pleno curso– cuando las comuniones se debieron hacer en mayo- nos producía un tanto de extrañeza. Coincidiendo con la ofrenda floral a la Virgen, sin besos ni abrazo…pero son los tiempos de pandemia que nos ha tocado vivir.

El altar estaba preparado con sumo gusto, al igual que los bancos donde se sentaban los niños y sus padres. La uva y el trigo como símbolos de la eucaristía estaban muy presentes. La música, muy bien escogida pues, como se sabe, los coros en este tiempo de pandemia no puedan actuar.

En la misa, presidida por José Antonio Sequeda en ausencia del párroco Don Leonardo, ha sido sencilla pero con la solemnidad que marca este día. El sacerdote insistió en la importancia de este sacramento en el que se recibe el cuerpo y la sangre de Cristo y en la importancia del amor como base fundamental del cristiano: «amor a Dios y al prójimo»- dijo a los niños. Fueron niños y niñas del grupos quienes hicieron las lecturas y una catequista pidió por la pronta recuperación de Don Leonardo. Otro momento importante fue la entrega de las huchas donde cada niños que hace la primera comunión aporta un donativo para los países menos desarrollados en las misiones de África. Cuando acabe el ciclo de comuniones el dinero recaudado será enviado a alguna de estas misiones.

También hicieron con mucha solemnidad las ofrendas: flores, pan y vino.

Muy bien organizado también el momento de la comunión, durante el cual, cada niño o niña era acompañado por sus padres que recibieron la Eucaristía en el altar. Las demás personas invitadas a la ceremonia recibieron la comunión en el mismo banco donde estaban sentados. Esta fue una decisión de Don José Antonio Seque da, con el fin de hacer más rápida la distribución de la sagrada forma.

Al final les fue entregado un recuerdo de su primera comunión con el nombre de cada uno impreso bajo una foto de la Virgen de la Estrella

Los niños, con sus catequistas, posaron en una foto de familia. Luego, junto a sus padres, fueron saliendo por la puerta del Perdón, donde de nuevo había gel hidroalcoholico para la desinfección. El resto de los feligreses asistentes salieron por las puertas laterales evitando asó aglomeraciones junto a los niños.

En el Santuario de Ntra. Sra. de la Estrella, donde se estaban recogiendo flores para la decoración del altar, los niños llegaron con sus familiares que ocuparon estrictamente la mitad del aforo del templo y sobraron bancos. Solo 80 personas.

Los catorce niños se colocaron en el altar de la Virgen –tras las rejas- para otra foto de familia. Rezaron ante la Virgen y luego pasaron con sus padres al camarín para ver de cerca a la patrona. También a la entrada y la salida todos se limpiaron las manos con gel.

Este pasado sábado otro siete niños hacían también la primera comunión y los próximos fin de semana- ya con los niños en el cole- se seguirán celebrando sábados y domingos del mes con el mismo protocolo.

Cada familia se reuniría después en restaurantes u otros lugares para la celebración del acontecimiento.

Como dato curioso, los padres de un niño que este domingo hacia la primera comunión, bautizaron a un segundo vástago.