Santiago Gonzalez, un médico de Los Santos a la cabeza de la investigación sobre el cáncer hereditario

Santiago González Santiago es médico adjunto del Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario San Pedro de Alcántara, donde coordina la Unidad de Cáncer Hereditario, que es de referencia regional. Acaba de cumplir los 44, está casado y tiene 3 hijos.

- ¿Por qué es tan difícil encontrar una cura contra el cáncer? ¿Es una enfermedad de la modernidad o en la antigüedad también había cáncer?

La cura definitiva del cáncer hoy en día pasa por hacer un diagnóstico precoz. Un cáncer que se diagnostica pronto, en un estadio inicial, es curable. El problema es que muchas veces un cáncer no da síntomas hasta que ya está avanzado y en estos casos la curación definitiva es mucho más difícil. Esa dificultad estriba en que las células que componen un cáncer pueden presentar multitud de mutaciones diferentes que les permiten crecer descontroladamente. Podemos atajar los efectos de algunas de esas mutaciones merced a la incesante innovación terapéutica. Pero en muchas ocasiones las células tumorales encuentran otras vías para que proliferar, que aún no tenemos la manera de bloquear, y acaban ganando la batalla.

La inmunoterapia es una estrategia terapéutica de reciente incorporación en oncología que pretende ayudar a las propias defensas del organismo a luchar contra las células tumorales. Hay muchas esperanzas puestas en esta nueva terapia que ya ha demostrado resultados espectaculares en varios tipos de cáncer avanzado.

El cáncer probablemente es una enfermedad tan antigua como la humanidad. Ya se describían casos en las papiros egipcios. Es verdad que en la modernidad, con el aumento de la esperanza de vida merced a enormes avances en otros campos de la medicina, ha aumentado su incidencia. La población ya no muere de infecciones gracias a los antibióticos y a la higiene, vive mucho más y eso facilita que pueda aumentar la incidencia de otras enfermedades como el cáncer, procesos neurodegenerativos, etc.

-¿Cual ha sido la investigación que habéis hecho en vuestro departamento por el que todos los medios de comunicación se han hecho eco de ello?

Se trata de un estudio en el que han participado pacientes diagnosticadas de un tipo de cáncer de mama llamado HER2 positivo de 18 hospitales españoles. El Dr. Chacón del Hospital de Toledo y yo pensamos durante un congreso que sería bueno comprobar si la eficacia en la práctica clínica habitual de fármacos recientemente utilizados en esta patología era la misma que la descrita en los ensayos clínicos previos. El esfuerzo de un gran equipo de profesionales sanitarios de estos 18 hospitales y la participación desinteresada de 257 pacientes ha permitido confirmar nuestra hipótesis. El uso combinado de dos anticuerpos junto con la quimioterapia convencional consigue que en dos de cada tres mujeres con cáncer de mama HER2 positivo el tumor desaparezca antes de la intervención. Estos resultados son importantes porque confirman los resultados previos de los ensayos clínicos y abren la puerta a que en el futuro no sea necesario operar un cáncer de mama para curarlo.

- En lo personal ¿ Te sientes unido a tu pueblo de Los Santos?

Mucho, son mis raíces. Venir al pueblo, hablar con mis amigos y conocidos, y pasar unos días con mis padres, que tanto esfuerzo y empeño pusieron en la educación de sus hijos, me ayuda a tener los pies sobre la tierra, desconectar del ambiente hospitalario y dar el valor real a las cosas. Venir a Los Santos es un pilar importante para mi equilibrio personal.

-¿Donde aprendiste a dar tus primeros pasos aquí en el pueblo y quienes fueron tus amigos de juventud? ¿estudiaste en el pueblo?

Mis padres siempre han vivido en la calle Hernán Cortés. El paseo de las Barandas y la Plaza de la Fuente de la Niña de la Tortuga eran como anexos del patio de mi casa; la biblioteca pública, entonces situada en la Casa de la Cultura, como una habitación más de mi casa. Fui al Colegio Alcalde Juan Blanco y mis primeras amistades, como casi todos los niños, fueron compañeros de clase. De mi infancia recuerdo con especial cariño a David Canseco, Marta Cardoso, Laura Bermúdez y Laura Cerdá, entre otros. Con 10 años no se podía ser más feliz.

La adolescencia y el paso al Instituto de Bachillerato Mixto de Los Santos de Maimona en 1990, ahora llamado Dr. Fernández Santana, supuso la ampliación de amistades y conocimientos. Mi generación tuvo la fortuna de poder disfrutar, sin salir del pueblo, de unos profesores y profesoras de enorme calidad en general, tanto en el Colegio como en el Instituto, que no solo transmitían conocimientos sino las herramientas necesarias para forjar un espíritu observador, crítico y constructivo. Siempre les estaré agradecido por ello.

- La decisión de hacerte médico fue la primera o hubo dudas.

Realmente era la primera opción de una lista heterogénea de la rama científico-sanitaria (Veterinaria, Biología, Telecomunicaciones, etc). La investigación científica y las ganas de ayudar a los demás siempre han sido dos mis anhelos, y ambas cosas las aúna perfectamente la carrera de Medicina.

Que impresión tienes de la presencia del Coronavirus entre nosotros. ¿Qué podemos hacer?.

No es la primera pandemia que sufre la humanidad, ni será la última. Desde luego estamos en mejores condiciones que nunca antes en la historia para combatirla, al menos en los países más desarrollados. Afortunadamente tendremos una vacuna en un tiempo récord, poco más de un año si todo va bien.

El coronavirus nos ha venido a recordar lo vulnerable que somos como especie. A pesar de tener supuestamente uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo mucha gente ha fallecido por esta causa en España. Está siendo una cura de humildad por un lado. Por otro lado supondrá algunos cambios a nivel global, como la aceleración de la digitalización en el ámbito de la Educación, la Sanidad, el Comercio, etc, que sin la pandemia hubieran sido más lentos.

En mi opinión, mientras llega la vacuna es el momento de que cada uno haga su parte. Aplaudir a los trabajadores esenciales es importante por lo que simboliza, pero es más eficaz llevar la mascarilla y lavarse las manos frecuentemente.

Ahora toca que cada persona que se considere responsable ejerza esa responsabilidad por su bien y por los demás. Llevar la mascarilla hasta que esto pase no es propio de miedosos, es propio de gente con el coraje de aguantar la incomodidad del hoy porque apuesta por el bienestar común del mañana.