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El Rey Mago en la Residencia de Mayores Hoy
¡Yo tambien me revestí de Rey Mago!
OPINIÓN

¡Yo tambien me revestí de Rey Mago!

LA REALIDAD SE VE MENOS DISTORSIONADA, MAS REAL ·

Aunque sea imaginariamente, yo invito a todos los adultos a revestirse, por un rato, de Reyes Magos que reparten tanta ilusión, pero que también ven las realidades de la vida que les rodea con una perspectiva mucho más realista

Lunes, 6 de enero 2020

La experiencia de colocarse la corona de Rey Mago y esconder tu rostro detrás de unas grandes barbas y unas regias vestiduras, te permiten contemplar la vida tal cual, observando todo y a todos desde tu privilegiada perspectiva de Rey Mago.

Es el segundo año que desde el Hogar de Mayores del de Los Santos perteneciente al SEPAD, me enrolo en ese rito de exhibir los Reyes a los mayores y a los niños, y les puedo asegurar que los sentimientos son agridulces. Los mayores se vuelven niños al recibir con sus manos temblorosas el paquete de caramelos y los niños de todas las condiciones, abren mucho los ojos, o recelan al verte, cuando no rompen en llantina o se hacen pis en los pañales. Tal cual que el Niño Dios que también fue hombre como nosotros.

Junto a esos niños nómadas hijos de jóvenes mujeres que apenas han traspasado la pubertad, he descubierto que se esconden los mismos sentimientos hacia los Reyes que aquellos otros niños que han esperado sus regalos en el confortable salón de sus casas en las chimeneas. Los paquetes de chuches con los que los obsequiamos, los habrán desenvuelto en la candela del campamento nómada a las afueras del pueblo en una noche de frio enero y ante la incomprensión de una sociedad que solo vemos en ellos molestias. Me emocionó como una de esas madres, ponía sobre mis brazos de Rey Mago a su hijo con aspecto de desnutrido, pero con la misma ilusión de un niño del otro lado de la sociedad donde la opulencia es denominador común.

En la Residencia de Mayores, me di de bruces con una realidad que tarde o temprano nos espera a todos. Porque allí muchos de sus residentes no estaban de fiesta, ni para atender a los Reyes Magos que les venían a cantar Villancicos. En nuestra residencia viven en su mayoría mayores que no se pueden valer por sí mismos, que se encuentran postrados en sus sillas de ruedas, a veces dormidos y mostrando su debilidad de ancianos. Pocos sintieron de verdad y gozaron en plenitud de facultades de la presencia de Sus Majestades y seguro que recordarían en sus sueños esa noche mágica del día de los Reyes siendo niños o siendo padres. Por mucho que se empeñen los trabajadores- con una entrega y profesionalidad encomiable- en mostrarnos una residencia de celebraciones y fiestas, la realidad que se contempla desde detrás de la careta de un Rey Mago es bastante distinta.

Aunque sea imaginariamente, yo invito a todos los adultos a revestirse, por un rato, de Reyes Magos que reparten tanta ilusión, pero que también ven las realidades de la vida que les rodea con una perspectiva mucho más realista. Cuando me desvestí de Rey Melchor me volví a encontrar en la plazuela de la Niña de la Tortuga, con esos nómadas del niño desnutrido y me pidieron dinero para su subsistencia; cosa que no hicieron cuando representaba al personaje del Rey Mago, porque se supone que a esos magos que llegaron a adorar al Niño Dios hecho hombre, no hay que pedirles ya que son magos y dan a manos llenas. Seamos un poco Reyes Magos con los más necesitados en esta cuesta de Enero que nos toca ahora subir después de tanta locura de fiestas.

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