Rafael Santiago Salas, maestro de la palabra Lucio Poves
Obituario

A Rafael Santiago,gran cazador, aficionado a los toros y maestro de la palabra

Murió ayer con 90 años en su casa de la calle Santocilde y el sepelio será a las 11 de este 5 de enero en la Parroquia de Los Santos ·

Se ha ido un buen tipo, inconfundible en el andar, clásico al hablar, dejándose recrear en la historia como los grandes maestros. Se ha marchado un sabio del verbo

Jueves, 4 de enero 2024, 22:51

Ha muerto Rafael Santiago Salas, más cocido en Los Santos por el apodo de 'El perrino' . Este viernes 5 de Enero, a las once en la Iglesia de Ntra. Sra. de los Ángeles de Los Santos, será el sepelio. Con él se va el alma de una memoria privilegiada de Los Santos de Maimona. Contador de historias reales como la vida misma. Ameno en la tertulia, sosegado en el andar con su mascota que últimamente le tapaba una mente siempre despierta. Un hombre que, desde muy joven, supo de la responsabilidad del trabajo; cuando su tía, 'la seña Julia', decidió seguir a la muerte de su esposo, con la taberna de la calle de Santocilde y Rafael le ayudaba en el servicio. La misma casa en la que ha muerto este jueves Rafael. Junto al estandarte de San Rafael que guardaba con celo desde que desapareció una cofradía creada por iniciativa de los asiduos clientes de aquella taberna tan señera.

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Amante de la naturaleza Lucio Poves

Trabajador ejemplar

Mientras el bar del Hogar de Mayores estuvo gestionado por la recordada Manoli, Rafael acudió puntual a la cita de las copas de las dos de la tarde. Un par de ellas y a casa. Metódico siempre, conocedor siempre de los entresijos de un pueblo a cuyos vecinos conocía bien y sabía de sus grandezas y de sus miserias. De sus gozos y de sus penas. De sus luces y de sus sombras. Un trabajador ejemplar en la casa de los Gutiérrez donde encontraría su paraíso, el Montuoso.

Han sido varias las ocasiones en que Rafael ha saltado a las páginas de este periódico. Y es que era genio y figura en la caza con muchos tiros dados y muchas pisadas que quedarán imborrables en el recuerdo. Las huellas de un cazador que siempre encontró el equilibrio y el respeto al medio natural. Con 86 años aún salía en el coto local, con su escopeta al hombro, tras las perdices y las liebres buscándolas con ahínco en las viñas que él mismo cultivaba en las inmediaciones del Castillo. Poco antes, en la montería de Azuaga, tiró con mi rifle una hembra que dejó sen el sitio.

Cazador y conservacionista

Fiel con la madre naturaleza, Rafael no ha dejado un solo día de acudir al campo. Para contemplar aquello que le apasionaba; siempre, tras tomar el desayuno en el Bar de Michey, del que era asiduo, especialmente en los domingos de caza en el coto del pueblo. En su pequeño 4x4 conduciendo con ese aire que tienen los conductores profesionales. A fuerza de tanto mirar el campo, a vces nos dejaba en las tertulias frases lapidarias sobre cómo está evolucionando el planeta; la casa común que dice el Papa Francisco.

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Con su nieto cazando en Los Santos Lucio Poves

«Son más bien- nos decía Rafael- 'campos de concentración', con alambradas por todos sitios, olivos en intensivos, viñas en espalderas…Prácticamente es un campo cerrado donde es difícil andar».

Alertaba, como un buen naturalista- cazador, de que las nuevas generaciones solo iban a tener conocimiento de algunas especies a través de consultas por Internet y solo por fotografias. Y siempre elevaba un lamento…

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«Ya hace años-concluía- que las enormes bandadas de sisones que se veían por esta zona han desaparecido, al igual que los alcaravanes, las cortezas, las alondras reales y muchas otras que invernaban. También las que venían a anidar en primavera como la tórtola común que, ni se ven ni se oyen entre los olivares».

Y se apenaba de no escuchar al campo en primavera. Suya es la celebre frase que sie4mpre voy a recordar: «La primavera era música; una gran orquesta de distintos sonidos que identificabas uno por uno. Ahora son silenciosas, la música en primavera se ha acabado».

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Los toros

Rafael también se ha acabado, pero vivirá siempre en el recuerdo de quien lo queriamos bien y con él se ha marchado también un gran aficionado a los toros. En su casa tenia referencias de todos los toreros y de los encastes. Asiduo a las plazas. Conocedor de los lances, que sabia saborear el buen toreo. Su última corrida este octubre pasado en la plaza de toros en Zafra donde vio triunfar a Talavante en Zafra indultando un toro.

Buen padre y abuelo

Rafael Santiago ha sido, sobre todas las cosas, amor desmedido por su familia. Valoró siempre el trabajo de sus hijos y nietos. Uno de ellos, Álvaro, le salió aficionado a los toros como él. El cariño de Rafael por los suyo era equitativo y por eso compartía con sus hijos los momentos de amor y de vida. Aquí en Los Santos, con su hijo, o en Calamonte con la hija.

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En casa conservo las almendras de la última cosecha del 'almendro gigante' que con tanto esmero cuidaba.

Se ha ido un buen tipo, inconfundible en el andar, clásico al hablar, dejándose recrear en la historia que contaba, como los grandes maestros. Se ha marchado un sabio del verbo.

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