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Juan Cano Rico
«La poesía es mi sustento espiritual, igual que la historia o la música»
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«La poesía es mi sustento espiritual, igual que la historia o la música»

Juan Cano Rico fue jornalero en su pueblo, Policía armada en Barcelona y poeta por sentimiento ·

Tras volver de Barcelona a Los Santos se ha metido de lleno en la sociedad perteneciendo a numerosas sociedades culturales. Tiene 72 años.

Martes, 22 de octubre 2024, 12:22

En un lugar de la Mancha, Fuente el Fresno, Ciudad Real, nació Juan Cano Rico; personaje un tanto 'quijote' pero mucho de Sancho Panza. Llegó a Los Santos retornado de Barcelona, donde vivió la mayor parte de su vida laboral en oficios tan variados como Policía Armada o portero de unas viviendas de lujo. Ahora tiene 72 años

Casado con una santeña, Dolores González, ambos volvieron en 2017 a su casa de la Avda. Diego Hidalgo y ahí se le puede ver cada mañana, togado con la bata azul de la portería de Barcelona, limpiando la acera con escoba y cogedor. Poeta profundo, elegante en el vestir, servidor siempre y entregado a las causa del pueblo como integrante de muchas asociaciones: de la Asociación Senderista y Cultural de la Verea- su máxima ilusión-, La asociación de guías voluntarios de turismo, Asociación Histórico Cultural Maimona, Banda de Música- toca el saxofón- y Coral Municipal , donde dice coger bien el tono. También forma parte del grupo de lectores de misas y voluntarios del Centro Parroquia y de una chirigota del Carnaval… Y hasta pasó 14 días en el hospital junto a su mujer por culpa del COVID, siendo de los primeros en diagnosticarse en la región. Pero ¿quién es en realidad Juan Cano Rico?

Juan de adolescente Hoy

Niño trabajador

En la escuela de su pueblo, a Juan le hacían buling por ser muy alto y los profesores no se portaron bien con él. Se salió de la escuela a los 12 y a los 14 años se sacó el certificado de estudios primarios en la nocturna.-

Trabajó en el campo cogiendo aceitunas y uvas y en todo lo que saliera. Fue jornalero y albañil, hasta los 16 años en que se fue a Madrid contratado de camarero.

A los 19 años se va a la mili y con 21 recién cumplidos hace el curso de cuatro meses para entrar en la Policía Armada y aprueba, haciendo las prácticas en la comisaria del Retiro de Madrid.

Policía armada

«Me mandan a Barcelona pero como a mi no me gustaba pegar palos estuve destinado en vigilancia de edificios y personalidades; no soportaba tener que acudir a las manifestaciones para disolverlas a palos y ese fue el motivo de dejar la policía armada a los 4 años de haberme incorporado. Era una policía en la que querían a elementos que pensaran poco y tuvieran pocos sentimientos y eso, no iba conmigo».

Con el uniforme de Policía Armada Hoy

Cuenta Juan que la mayoría de los policías eran de zonas de la emigración- andaluces, extremeños y castellano Manchegos

«Me temblaba el barbuquejo de la gorra cada vez que tuve que ir a alguna de las manifestaciones y mis compañeros me decían que no me preocupara, porque en cuanto encendiéramos las sirenas, se dispersarían…éramos la policía del régimen en Cataluña…Yo no encajaba en ese modelo de policía; los catalanes no nos querían y teníamos dificultad para encontrar una vivienda o una pensión donde vivir porque en el cuartel solo pernoctaban los enchufados. Me sentía muy aislado y con miedo a que me reconocieran vestido de uniforme por las calles.» .

Portero viviendas de lujo

Tras salirse de la Policía Armada, busca empleo y enseguida lo encuentra como 'vigilante de obras' y en la tranquilidad de las noches de Barcelona Juan encuentra la inspiración y sigue escribiendo sus poemas.

Pero la mayor parte de su vida laboral, Juan trabajó de portero en un edificio de la zona donde viven los ricos en Barcelona. Y tras 16 años, en otro de la misma calle, hasta la jubilación en 2017.

«Yo atendía la portería, era el jardinero y el encargado de mantener la piscina en ambos edificios. Tenía mi casa y estaba siempre a la atención de los vecinos que ocupaban el inmueble con los que me unía una estrecha relación; a veces mi hijo me ayudaba a desalojar a alguno que se colaban en la piscina desde el exterior del edificio y se intentaban bañar en pelotas»

Con dificultades para entender el catalán, al final lo habla mejor que lo escribe. Allí se casó en 1975 con una emigrante santeña que trabajaba en una fábrica de componentes para motores.

«La conocí en un baile al que acudían muchos emigrantes; acababa de salir de un desengaño amoroso y nos casamos. Tenemos 2 hijos: mi hija que vive en Toledo y el chico» en Cataluña.

Gran poeta

Tras la vuelta a la casa que compra el matrimonio en Los Santos Juan, ya jubilado, tiene más tiempo para dedicar a la poesía.

«Quedé herido de poesía, por decirlo de alguna forma, cuando con dieciséis años, un taxista cliente del bar donde trabajaba en Madrid me presta para su lectura, El Romancero Gitano de García Lorca; un año después el hijo de la patrona donde paraba, pone a mi disposición una colección de clásicos de la literatura, entre ellos dos tomos de Rimas y Leyendas de Gustavo Adolfo Bécquer, y ya en plena mili, un compañero me presta una antología de Miguel Hernández. Todo ello significó un paso de gigante en mi afición por la poesía, y me animó a empezar a escribir»

Pero mucho antes, fue su madre que era analfabeta, la que le inoculó el veneno de la poesía: «Me animaba a leer, me contaba cosas»….

Cuando Juan llega a Los Santos ya ha publicado 2 libros que se editaron en Barcelona: 'Molinos montes y gente' y 'más allá de los molinos'.

Ahora está a la espera de publicar un tercero de vivencias propia: 'Extremadura la tierra que me conquistó. Poemas y vivencias de un manchego en la baja Extremadura'.

Y es que la poesía para Juan es «mi sustento espiritual, igual que la historia o la música. No gano dinero pero consigo prestigio con muchos seguidores en las redes sociales y me he tenido que esforzar mucho en aprender ortografía porque mis primeros poemas estaban llenos de faltas de ortografía,», comenta.

A Juan se le ve escribir en todo momento: «En casa, en el bar, en el paseo…llega las inspiración y escribo lo que siento».

Su métrica es la 'romanza castellana' y a veces le sale la rima libre.

«Desde que llegué a Los Santos, soy feliz, voy un par de veces al año a Barcelona donde aún conservo un piso»

Y como Juan siempre está cavilando, ahora su tendencia, dice, es escribir «poesía romántica que yo llamo Becqueriana

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