

ana magro
Lunes, 11 de abril 2016, 15:32
Con tan solo 9 años Concha Murillo Tovar salió de Los Santos de Maimona para estudiar en Badajoz, donde cursó el Bachillerato primero en el Bárbara de Braganza y luego en el Rodríguez Moñino, institutos por aquel entonces femeninos, porque no había enseñanza mixta en ellos cuando yo estudiaba, recuerda Concha.
Volvió a Los Santos de Maimona cuando ya terminó la carrera de Geografía e Historia, que estudió en la Universidad de Sevilla, donde además se especializó en Historia del Arte, lo que dice que por encima de todo más le ha gusta.
Aunque confiesa que nunca estuvo en sus planes ser profesora, el dedicarme a ello fue una decisión que tomé cuando terminé la carrera, ya que vi que era la única salida. Ahora dice- tengo que reconocer que la enseñanza me ha llegado a apasionar.
Su primera experiencia como profesora fue en Los Santos de Maimona, su pueblo, y aquí se puede decir que ha desarrollado toda su carrera profesional desde que terminó la carrera, primero en el Colegio Libre Adoptado, y después tras aprobar las oposiciones e impartir tres cursos en Zafra en expectativa de destino- en el instituto de la localidad, siendo profesora titular del departamento e impartiendo principalmente las asignaturas de Historia e Historia del Arte.
Sería imposible cuantificar los alumnos que han pasado por las aulas de Concha Murillo durante todo este tiempo, han sido miles dice-, lo que sí asegura es que en este campo se recibe mucho más de lo que se da. Es una satisfacción ver a antiguos alumnos con sus aspiraciones realizadas, cada uno de ellos es un proyecto de futuro y cuando los ves trabajar y hacer aquello que les gusta te llena de satisfacción.
El pasado 16 de febrero cumplía con los 30 años de trabajo imprescindibles para la jubilación y, tras meditarlo mucho aún podría haber seguido trabajando durante varios años por no haber llegado a la edad de jubilación-, decidió tomarse su merecido descanso. Cuando tomé la decisión de jubilarme hice balance de todos estos años de trabajo, un balance muy positivo porque la experiencia ha sido gratificante, me llevo un equipaje lleno de buenos momentos, desde mis inicios ha sido un continuo aprendizaje ya no sólo de mis antiguos profesores, he aprendido mucho de mis compañeros y sobre todo de los alumnos, ellos han sido quienes más me han enseñado y ayudado en muchos sentidos. Siempre enriquece estar en contacto con jóvenes adolescentes y sin duda es lo que más voy a echar de menos, me da mucha pena no estar ya en contacto con ellos, señala Concha.
Tuvo una despedida muy especial el pasado 19 de febrero organizada por sus propios compañeros y compañeras, una comida en la que también participó su familia y que le deparó muchas sorpresas y momentos emocionantes que recordará siempre.
Ahora, ya jubilada, confiesa que echa de menos esa actividad, yo, que siempre he tenido el tiempo muy ocupado, ahora tengo mucho tiempo libre, pero de momento lo dedicaré a descansar, no me pongo grandes retos ni voy a comprometerme con nada, sólo a hacer esas pequeñas cosas que antes quería hacer y no podía.
Concha lleva poco más de un mes jubilada y aún está saboreando el tener tiempo para ella tras 30 años en activo, echa de menos el instituto, pero sin duda el instituto también la echará a ella mucho de menos.
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