Ha muerto Marcelo Rodriguez, distinguido hostelero de Los Santos y un ferviente 'corazón merengue'
FUNDÓ LA PEÑA MADRIDISTA 'EL PIROPO BLANCO' Y REGENTÓ LOS BARES 'EL VOLANTE' Y 'LAS VIGAS' ·
Nos ha dejado un corazón 'merengue puro' que, sin embargo, confraternizada con culés, béticos, colchoneros, sevillistas…Porque era un caballeros y, aunque al Real Madrid lo llevaba en su corazón de aficionado, era respetuoso con otros corazones pintados de colores distintosEste lunes 3 de mayo ha sido enterrado en el cementerio de Los Santos, Marcelo Rodríguez, un santeño afable en el carácter, elegante en las formas, pionero en la nueva hostelería; querido por todos, como se ha puesto de manifiesto en la misa funeral celebrada en la parroquia. Tenía 78 años y se ha ido en apenas tres meses después de diagnosticarle un cáncer con muy mala uva. Sus últimos momentos los ha vivido muy arropado por su familia. Su mujer, Estrella, hijos- Ángel y José y nietos.
Marcelo iba para herrero- el oficio de su padre- pero no quiso seguir por ese camino, en una época en la que ya las herrerías, pasaban a la historia. Durante algunos años trabajó de camionero.
Pero su afán por innovar le hizo dar un giro total a su vida, y acertó: montó un bar, en Vistahermosa - en lo que hoy es el parte de Liber Bank. En los altos, preparó un local para guateques, muy frecuentado por la juventud en los fines de semana y, en la parte de abajo, abrió 'el bar Volante'. Allí estuvo algunos años cuando todavía permanecía, casi intacto, el espíritu festivo de Vistahermosa, con el bar Castilla aun en funcionamiento y también el bar de 'Los Follos' y el de Extremeñito…la Dulcería de Josele.
Recuerdo algunas sesiones flamencas de jóvenes cantaores de Los Santos, acompañados a la guitarra por Emilio en aquellos altos del bar Volante y la clientela que se reunía allí…muchos cazadores de escopeta y perro y de liebres con galgos. Marcelo se prestaba con paciencia y simpatía a mantener esas reuniones y en su cocina, se guisaron muchas liebres y alguna que otra caldereta de borrego.
Tras esta experiencia, en el bar Volante, estuvo unos años en lo la esquina de la imprenta en la Avd. de la Constitución. Por encima de lo que era una discoteca. Fue durante poco tiempo y antes de montar el Bar las Vigas, donde ya sí, desplegó toda su experiencia como empresario de la hostelería y fundó la Peña del Real Madrid 'el Piropo Blanco' que tanta trascendencia tuvo en el pueblo. Muchos santeños se desplazaron al Bernabéu en viajes que se preocupaba de preparar Marcelo para ver en vivo a sus ídolos.
El bar Las Vigas, estaba lleno de esos recuerdos madridistas y de grandes pantallas para ver los partidos. Las Vigas, cuando competía el Madrid, era una prolongación del Bernabéu. Templo de los 'merengues'. La terraza en verano, interior y exterior, se llenaba de quienes acudían a saborear la buena mano de la mujer de Marcelo, Estrella, para muchas especialidades que estaban en carta. Algún que otro espectáculo tuvo lugar en la terraza interior.
Marcelo detrás de la barra enseñó a sus hijos, que luego no seguirían la profesión. Tras la jubilación, el bar Las Vigas fue traspasado y aún se conserva el viejo teléfono público, con medidor de llamadas, que usaban los clientes.
Nos ha dejado un corazón 'merengue puro' que, sin embargo, confraternizada con culés, béticos, colchoneros, sevillistas…Porque era un caballeros y aunque al Real Madrid lo llevaba en su corazón de aficionado, era respetuoso con otros corazones pintados de colores distintos
Un crespón negro está tiñendo de luto la página web de la Peña madridista 'El piropo Blanco' de Los Santos que tantos años presidió. En la actualidad era presidente honorario.
Y así reza en el mensaje que nos lanzan desde la Peña
«Este crespón negro va en memoria de D. Marcelo Rodríguez, fallecido éste domingo 2 de Mayo. Nuestro Presidente Honorífico que durante muchos años presidió la Peña Madridista El Piropo Blanco…. Hombre bueno y entrañable, se hacía querer por todos por su bondad y simpatía. Forma parte de nuestras vidas y un pedacito de nuestros corazones se ha ido con él. De carácter recto pero afable, Marcelo representaba todos los valores más honestos que podía reflejarse en una persona, Madridista hasta la médula, fiel y caballero…»
No se puede decir más y mejor. Añadiría que también fue impulsor de una manera distinta de entender la hostelería, una profesión que hizo suya con entusiasmo, marcando una línea de seriedad y respeto, que muchos aprendieron de él.
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