Ha muerto Julián Candelario,uno de aquellos hortelanos de siempre
Durante muchos años fue el abanderado de la Cofradía del Amarrao ·
Ha muerto el lechero de toda la vida que aprendió de su padre, Juan Candelario, los secretos de las rotaciones en su inmaculada huerta del camino del cementerio, antes llena de frutas.
Ha muerto Julián Candelario, el hortelano fiel a las costumbres en su huerta del Jarete, conocida como 'la huerta del Fino'. Ha muerto el lechero de toda la vida que aprendió de su padre, Juan Candelario, los secretos de las rotaciones en su inmaculada huerta del camino del cementerio, antes llena de frutas que los niños de la época añorábamos: las moras que nos pintaban la cara, las nueces que se compraban por ciento, los higos pasos secados al sol…
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Abanderado del Amasrrao
Lucio Poves
Julián heredó de su padre la tradición de ser abanderado de la Cofradía de Jesús Amarrado a la Columna, y el Santo Cristo Yacente. Cada Miércoles y Viernes Santo salía con su bandera negra con franjas rojas, con la seriedad requerida en procesiones tan emblemáticas en el pueblo. Hasta que las fuerzas se lo permitieron.
Su hijo sigue la tradición de portar tan sagrado símbolo y también de seguir cuidando la huerta que ha heredado de sus antepasados. Pero con Julián y con su padre Juan Candelario, se fueron hortelanos de raza. Dicen que Los Santos tenía 365 huertas de las que ahora pocas subsisten.
Historia de huertas
Mi hermano Santiago no pudo terminar su comunicación a las Jornadas de Historia sobre las huertas en Los Santos que tuve el honor de completar y presentar. Como homenaje a esta familia que tanto dolor acumula en estos días, rescato lo que se publicó sobre la Huerta del Fino. Una conversación del año 2016.
Julián Candelario, a sus 81 años guarda los secretos de los buenos hortelanos de Los Santos como lo fueron su padre Juan Candelario quien llevó durante toda su vida la Huerta llamada del Fino, antes del Santísimo situada en la zona de Jarete.
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«La huerta era de mi abuelo José Roncero y mi madre Juliana entró en ella con 9 años en 1.909; vivían en la casa que aún se conserva y yo me he criado aquí desde los 2 años».
En otoño es época de mucho trabajo en una huerta. Hay que limpiarla de las plantas que dejaron de dar su fruto e ir sembrando aquellas hortalizas que se pueden considerar 'de invierno'.
«Esta huerta del Fino- nos refiere Julián- tiene 24 tablas y cría muy bien aunque no siempre- por aquello de la climatología- el cultivo se 'coloca' en condiciones: ahora en el mes de Noviembre y siguientes tenemos de temporada las lechugas y escarolas, coles, cebollas de invierno…»- nos explica Julián mientras recoge las cañas que sirvieron para guiar algunas plantas de verano. Ahora es su hijo quien mantiene la tradición de regar la huerta – de unas 2 hectáreas- con el mismo pozo pero con el moderno sistema del riego por goteo que no necesita de alberca ni de burros para sacar el agua.
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Y acaba Julián hablando de los famosos árboles frutales como los cerezos, las naranjas, un moral- que aun resiste- y por supuesto sus nogales. También de las huertas se sacaban olorosas flores
«De esta huerta vivía una familia, con una o dos vaquitas, el guarro para la matanza… mi padre y mi madre iban a Villafranca a vender- dos leguas y media tras el burro- y yo a veces iba con ellos».
Y como viejo conocedor de las labores del campo Julián asegura que los grandes enemigos de una huerta son los hielos para las plantas de invierno y las tormentas en verano: «las plantas de verano son muy delicadas»- nos dice.
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Vaya en su memoria. El sepelio este miércoles a las 4,30 en la Parroquia de Los Santos
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