Este cuatro de enero, en vísperas de los Reyes Magos más tristes por la pandemia, se ha enterrado 'La Tata'- Estrella Sanmiguel- más de noventa años.
En el entierro- aparte de muchos amigos de la familia- han estado, unidos como una piña, sus sobrinos y sobrinos- nietos a los que hemos visto llorar su ausencia; porque la Tata ha sido para ellos el núcleo familiar durante muchos años. Esa tía soltera de la familia, comprometida siempre con los suyos, guardiana de sus querencias, que estuvo siempre ahí, al cuidado de todos.
Los últimos años la veíamos envejeciendo, poco a poco, junto a los suyos, que siempre la quisieron como a esa tía mayor que les seguía dando cariño a manos llenas. Ha muerto en su casa, rodeada de quienes la seguirán queriendo
A Estrella, 'la Tata', me la encontraba a veces por Vistahermosa, apoyada en una sobrina, o en la calle Sevilla en silla de ruedas. Saludando, siempre con la sonrisa puesta en su rostro, a pesar de la enfermedad, a pesar de las penas. Su espíritu alegre siempre la envolvió
Vistahermosa y la calle Sevilla, su otra calle donde, desde muy joven, empezó a trabajar como empleada de hogar en la casa del médico, Don Cristino Acedo. Para los Acedo Rodríguez, la Tata se convirtió en alguien más que un familiar. En su sepelio tres de los 4 hermanos de la familia – Fernando, Toti y Mari Carmen- se desplazaron para despedirla, también con el corazón roto. Maricrís, aunque en la distancia, estaba presente. Porque verdaderamente la querían como se quiere a esas 'tatas' que se entran en tus vidas y se convierten en la confidente y la amiga…una más de una familia – los Acedo Rodríguez- a la que Estrella estará ya siempre ligada, y aparecerá en los álbumes de esta familia como en los de la suya propia. La Tata hace mucho que forma parte de la historia, de esta otra familia que, aun sin ser de sangre, une con lazos tan fuertes como si de sangre se tratases. Tan discreta siempre...tan fiel siempre,
Me quedaré siempre con el sonido de su voz, el pelo peinado con la permanente, el delantal, un niño en sus brazos, sus buenas manos para la cocina- que ricas las lenguas rellenas de Navidad- su sonrisa siempre abierta… la vecina que durante tantos años, mientras yo crecía, estuvo tan cerca de los míos. Frente por frente a la casa de Don Cristino, en la calle Sevilla…
La Tata, también en cierta medida, fue la Tata de todos los vecinos a los que siempre tendió su mano cuando fue necesario tanto en su barrio de Vistahermosa como en la calle Sevilla.
Se ha ido Estrella Sanmiguel, una mujer sencilla que se daba a brazos llenos; que mitigó muchas penas en las esperas de los enfermos que llegaban al zaguán de la casa de Don Cristino y a los que consolaba, en el banco de madera, con palabras de consuelo.
La 'tita' perfecta para una familia amplia, que le ha mostrado su respeto y cariño hasta el final. En su homilía de la misa exequial el párroco, Don Leonardo, ha destacado la figura de esas mujeres solteras- como Estrella- que se echan a la espalda las responsabilidades de una familia, se ponen al frente, a la cabeza del grupo y se convierten, más que en 'titas o tatas', en auténticas madres amantísimas de los suyos. En mujeres coraje.
Rezaremos por el eterno descanso de su alma, que ya camina hacia paraísos eternos. El salmo que se leyó en la misa de su entierro, así lo proclama
«Recuerdo otros tiempos, y desahogo mi alma conmigo: cómo marchaba a la cabeza del grupo, hacia la casa de Dios, entre cantos de júbilo y alabanza, en el bullicio de la fiesta».
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