Ha muerto Don Ricardo, un cura comprometido, que se 'mojó' por la gente de Los Santos

Ha fallecido este miércoles 13 de marzo el sacerdote Ricardo Cabezas de Herrera Fernández a los 81 años de edad.

Natural de Campanario, cursó sus estudios de Latín y Filosofía en el Seminario Diocesano, Teología en Salamanca y Psicología en Madrid. En 1966 se ordenó sacerdote y dos años más tarde fue nombrado vicario cooperador de los Santos de Maimona, lugar donde estuvo hasta 1970. Ese año se le concedió licencia para matricularse en la Universidad Pontificia de Salamanca y allí realizó los estudios de Teología. A su regreso se incorporó como coadjutor en Los Santos de Maimona.

El entierro, este jueves 14 en Badajoz

El funeral tendrá lugar este jueves a las 11.30 horas en la Parroquia del Perpetuo Socorro de Badajoz. Hasta entonces estará en el tanatorio de la residencia Puente Real II, donde ha fallecido.

En Los Santos siempre se quiso a Don Ricardo, que así lo llamaban los vecinos. Joven cura que llegó al pueblo con las enseñanzas bien aprendidas del Concilio Vaticano II y se encontró con un párroco, Don Ángel, su contrapeso necesario para las nuevas ideas. Pero se entendían. Sabían que pensaban de manera distinta en muchos aspectos, pero Don Ángel siempre dejó que Don Ricardo se expresara en sus célebres homilías de la misa de doce. Directas al corazón de los feligreses. Con sus ventajas e inconvenientes.

Porque en el fondo, Don Ricardo era un hombre fundamentalmente bueno y fue una lástima que, en Los Santos, estuviera tan poco tiempo: primero como ayudante en la parroquia y luego como vicario.

Fue Don Ricardo un cura valiente teniendo en cuenta los tiempos en que empezó su sacerdocio. Estuvo siempre al lado de quienes necesitaban una mano como, por ejemplo, en la tragedia del cierre de la fábrica de cementos ASLAND. Al lado del cañón en momentos muy complicados. Mojándose como cura y como persona. Eso siempre se lo habrá de agradecer el pueblo de Los Santos.

Su cercanía

Otra de sus virtudes, su cercanía a los demás. A pesar de que era una persona muy metódica en su vida, supo acercarse a los matrimonios que lo necesitaba para arreglar sus cuitas. ¡a cuantos salvó Don Ricardo…!.

Y a los jóvenes, comprometiéndose con sus ideas, animándolos a buscar la nueva Iglesia nacida del Concilio. Apostando fuerte por ello.

Don Ricardo dejó en Los Santos un gran reguero de amigos y, a pesar de que su apostolado fue por otros derroteros, cada vez que se le llamó acudió a Los Santos y se le veía feliz, saludando tras la celebración de un entierro de un amigo o en la boda de los hijos de aquellos matrimonios a los que pilotó.

Dejó muchos buenos amigos

Y dejó tantos amigos, porque en el fondo de tanta sabiduría, de tan extraordinaria formación, Don Ricardo fue un hombre muy bueno que desde que llegó a Los Santos- vivió en la calle Ezequiel Fernández Santana en la casa de María Fernanda- denotó que era un cura distinto, con planes distintos pero con un corazón abierto de par en par, siempre y en cualquier circunstancia.

Ha muerto un hombre bueno y yo diría que un hombre justo.

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