Miguel Guerrero junto a la fuente que él montóLucio Poves
Un albañil ejemplar
«Las lanchas del 'rincón de las viudas'que diseñó Tinoco, las traje de un viejo molino«
HMiguel Guerrero Sayago, el 'maestro de la villa' ·
«Mi padre, José Guerrero Sánchez, también fue albañil y como comprenderás empecé trabajando con él; entre otras obras hizo el empedrado del patio de la Virgen de la Estrella«
A Miguel Guerreo Sayago se le quedó el sobrenombre de 'maestro la Villa' porque lo fue en el Ayuntamiento de Los Santos hasta su jubilación. Su trabajo lo llevó a cabo de manera extraordinaria por lo cual fue reconocido por la Corporación Municipal 'como funcionario ejemplar' , que lo fue entre 1963 al 2000.
Veinticuatro años después, lo vemos pasear con su perrito y acudir a algunos talleres en el Hogar de Mayores. Allí, en una charla relajada, cuenta que él perteneció a la saga de los albañiles llamados 'los fijos'. La saga de los «Fijos» que comienza con la llegada a Los Santos de tres hermanos: Manuel (1.843-1891), José (1.852-1.919) y Juan (1.840-1922) Guerrero Álvarez conocidos con el apodo de «los Portugueses».
El dibujo de Alejandro Tinoco que aún conserva
Sus ancestros
«Mi abuelo fue Juan Guerrero Salas, uno de los siete hijos que tuvo Manuel; de los otros tres hermanos que llegaron y se asentaron en Los Santos, Juan se quedó soltero y José tuvo una niña que se llamaba Dolores. Mi bisabuelo, y sus hermanos, vinieron a Los Santos procedente de Villa de Moro, un pueblecito del norte de Portugal en la zona de Oumiño . En Los Santos, y en la provincia, tanto ellos como sus hijos hicieron grandes obras…yo humildemente también seguí su senda», dice ahora Miguel, orgulloso de su ascendencia.
Amplia la información aludiendo a que la casa de los Rico, en la calle Sevilla, la hicieron aquellos grandes contratistas que también construyeron el colegio Trajano de Mérida.
Miguel tras pasar por el Centro de mayores a leer la prensa
Lucio Poves
«Mi padre, José Guerrero Sánchez, también fue albañil y como comprenderás empecé trabajando con él; entre otras obras hizo el empedrado del patio de la Virgen de la Estrella y, curiosamente, tengo el contrato del costo, poniendo él la piedra. También estuvo encargado de la obra de las primeras casas nuevas de la Cooperativa Ezequiel Fernández Santana frente adonde ahora están los piensos de Cárdena. En esas casas yo también participé con otro albañil de Zafra e hicimos la bóveda de arista por cuenta propia».
Entra en el Ayuntamiento
Las obras que esta rama de 'los fijos' llevó a cabo en el pueblo son muchas, pero Miguel, en el año 1963, entró a formar parte de la plantilla del Ayuntamiento de Los Santos donde trabajó durante 37 años, la mayoría de ellos en el cargo de lo que antes se llamaba 'maestro de la Villa'.
«Hicimos una oposición y yo salí contratado; al principio controlando y enseñando a los trabajadores del 'paro obrero' que eran jornaleros agrícolas y había que reconvertirlos en albañiles, en algunos casos, para el arreglo de acerados y otras obras menores. Otras obras de más calado se hacían con albañiles municipales»,
Y recuerda cómo en su época taparon la fuente de la Iglesia situada en la actual Plazuela de la Niña de la Tortuga
«Esa fuente, si se entra por una caja de registro que dejamos hecha, está tal cual que entonces; con sus caños y las escaleras; la quedamos intacta y la rejería se llevó a la fuente Garrafa donde quedó instalada. Encima del forjado que hicimos, se colocó la fuente de la tortuga con granito de Quintana. La piedra sobre la que está colocada la escultura de Mauricio Tinoco, la llevé yo de las que sobraron en el Parque Municipal, frente al cuartel. Una piedra ornamental que procedía de Cuelgamuros y que el arquitecto Mancera encargó» .
La fuente
Y Miguel tuvo curiosidad en aquellos primeros años de investigar de dónde procedía ese manantial de agua.
«Nacía frente a la actual fábrica del pan en la calle Las Huertas, alimentaba a un pozo de la antigua casa del Curina- donde hoy está Aqualia- y tenía una entrada hacia la Casa de la Cultura y luego seguía hasta la fuente frente a la Iglesia. La sobrante seguía encauzada, por la plaza Chica y calle del Agua, hasta el pilar de Espantaburros. También de ese manantial se nutría la bomba de San Lorenzo, desaparecida hace muchos años».
Otra de las obras singulares que llevó a cabo Migue Guerrero fue el llamado popularmente como el Rincón de las Viudas.
«Cuando el ayuntamiento compró y derribó la casa de los Vinagre para dar más amplitud a la esquina entre las calles Sevilla y Tetuán, el pintor Alejandro Tinoco hizo el proyecto cuyo boceto original conservo en mi casa. La rejería fue obra de Jacinto Garay y está hecha a forja. Las losas del suelo las trajimos de un molino que entonces estaba junto al pilar de Espantaburros. Nos salió tan ajustado a su idea, que Alejandro nos felicitó a todos y a mí me ofreció un cuadro que nunca fui a recoger y de lo cual ahora me arrepiento. Me queda su boceto del rincón».
En el cementerio viejo
A Miguel le tocó también la difícil tarea de colocar los alcantarillados en las calles de la zona del cementerio viejo,
«Nos encontramos algunos cadáveres que estaban enterrados en el suelo y los trasladamos al osario del nuevo cementerio que, por cierto, lo hicieron los hermanos de mi bisabuelo», señala Miguel.
Durante el mandato de los alcaldes Francisco Murillo, Cipriano Tinoco y Zapata, Miguel Guerrero estuvo trabajando en el Ayuntamiento. Sus obras de reparación y arreglos fueron numerosas.
«En la época de Zapata estuve unos años sin ser maestro de la Villa, cargo que recuperé cuando entró Cipriano Tinoco y ya, hasta mi jubilación en el 2000».
Ahora disfruta de esa jubilación y va al Centro de Mayores a leer la prensa, anda apoyado en un bastón porque tiene problemas y no olvida su trabajo, disciplinado, como inspector de las obras que los vecinos hacían en sus casas.
«Durante algunos años recibía una compensación económica si se ponía de relieve que una obra se estaba haciendo por más dinero del que se había especificado en la licencia de obras. Si se demostraba esa demasía, el ayuntamiento me premiaba con un tanto por ciento».
En casa de Miguel están colgados algunos diplomas de cursos de albañilería y siempre demostró ser un buen dibujante, siendo autor de un plano del todas las calles del pueblo de su época como maestro la villa.
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