Cierra Joyería Loli Barros tras años de una gran profesionalidad y trato amable con sus clientes
LA JUBILACIÓN DE LOLI BARROS HA SUPUESTO EL CIERRE ·
«Mi trabajo- dice Loli Barros - ha sido muy gratificante. Yo disfrutaba vendiendo y nunca dije que no a ninguna propuesta de los clientes…si tenía que buscar cualquier mercancía, lo intentaba…siempre para atender y agradar a quien entraba por la puerta de la joyería…«La Joyería Loli Barros ha cerrado sus puertas. El motivo, la jubilación de Loli que se une a la de su marido Miguel, quien estaba ya jubilado, en situación de ' jubilado activo' lo que le permitía cobrar una parte de la paga y darse parcialmente de alta como autónomo para trabajar en la joyería. Cosa que ha hecho en los últimos años.
Loli Barros y Miguel Rubiano han dejado una estela de profesionalidad y de saber estar, en la joyería, ante sus clientes. Atentos, siempre, honestos y entregados a su negocio. En el pueblo, al margen de que no hay ya ninguna joyería, se les va a echar en falta.
Loli era paciente hasta el extremo, su marido cambió lo 'basto' de un taller de mecánizado, en Zafra, por lo fino del oro y la plata y estuvo siempre volcado en el negocio.
La joyería 'Loli Barros' de la Plaza Chica, ha estado abierta desde diciembre del 2007 hasta el 25 de enero de 2022- Un total de 15 años.
«La reforma de este local- aclara Miguel- la hizo el dueño, Casi Gordillo, y nosotros aportamos el mobiliario y algunas medidas de seguridad».
Lo que en tiempo fue un bar muy frecuentado por los santeños – el bar de 'Casi'- pasó a ser una tienda de joyería muy bien puesta, moderna y bien abastecida.
«Aquí hemos tenido de todo lo que nos demandaba la clientela y siempre considerando que todos los bolsillos pudieran acceder a nuestros artículos»- explica Loli
La certeza de esa afirmación la abala el hecho de que, cuando en los últimos meses estuvo colgado el cartel de 'Rebajas por Cierre', las colas para entrar en la tienda y cumplir los protocolos de la COVID eran bien largas.
«Estamos muy agradecidos al pueblo de Los Santos y, especialmente, a nuestros clientes por el cariño con el que siempre se nos ha tratado y de qué manera nos han ayudado a deshacernos de parte de la mercancía».
Pero no todo ha salido desde que en septiembre pasado iniciaran la liquidación por cierre del negocio; en estos momentos la joyería está en situación de 'traspaso'. Llegado un tiempo prudencial de un par de meses, el local quedará libre.
«Es una lástima que un negocio que está ya en marcha no lo quiera continuar otra persona. En Los Santos es necesario. Estaremos un tiempo esperando si nos llega una oferta y si no, debemos desalojar el local para que el dueño lo pueda arrendar para otra cosa»- señala Loli.
Miguel Rubiano era socio de un taller de mecanizados en Zafra y trabajaba entre tornos. En 1998 su mujer empezó, por casualidad, en el tema de la joyería
«Una cuñada, que por enfermedad no podía seguir haciéndolo, me brindó la posibilidad de vender joyería a domicilio por catalogo… tras probar, me di de alta como autónoma; desde esas fecha, me convertí en autónoma y hasta ahora…ya ves por casualidad»-asume Loli
Poco después empezaría a comprar en Córdoba, en los grandes centros de joyería, y a buscar un local que encuentra en la antigua joyería Canónico, en la calle Sevilla de Los Santos.
«En la tienda de Canónico estuvimos de arrendamiento entre el 2004 al 2007 en que nos vivimos a la plaza Chica».
Desde el 2004 el marido de Loli ya había disuelto su sociedad de mecanizado, había dejado a un lado los tornos y se había unido al negocio de la joyería haciéndose también autónomo.
«Ya ves cómo cambia la vida. De ama de casa y tornero, a una actividad que, ni en sueños, hubiéramos pensado. En la familia se decía que Miguel había pasado de lo basto a lo fino…»- señala sonriendo Loli.
El matrimonio, que no ha encontrado en sus hijos la continuidad del negocio de joyería, se muestra por otro lado muy satisfecho por cómo lo han hecho y por el cariño que han recibido
«Ella es una excelente vendedora- asegura Miguel…con una paciencia infinita, tratando de agradar siempre y buscando siempre que el cliente se fuese contento.».
No es fácil vender joyas, algunas de alto valor, porque hay mucha variedad y la elección, a veces – en la compra por ejemplo de un simple reloj -no siempre es algo que se decide en un instante.
«Mi trabajo- dice Loli- ha sido muy gratificante. Yo disfrutaba vendiendo y nunca dije que no a ninguna propuesta de los clientes…si tenía que buscar cualquier mercancía, lo intentaba…siempre para atender y agradar a quien entraba por la puerta de la joyería… a mí no me ha gustado comprometer de antemano a un cliente…yo le enseñaba el surtido de cosas que teníamos, con arreglo a su petición, y le orientaba en cuanto a calidades o precios…»
Los hijos de los Rubiano - Barros, ya tienen sus vidas resueltas y cada uno trabaja en cosas muy distintas a la gestión de una joyería. Ahora Miguel y Loli ´dedicaran más tiempo a estar con ellos y con sus nietos.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.