El profesor Chiqui, junto a su pupilo Alberto Ginés MORENAS
DEPORTES
Chiqui Morenas fue el primer entrenador de escalada del actual campeón olímpico Alberto Ginés
Es profesor en la Universidad de Extremadura y fue entrenador de Ginés en sus comienzos ·
«Comenzamos a entrenar allá por el 2013. En ese momento tenía unos 10 años, pero tenía un nivel de escalada y un potencial muy altos, realizando vías de escalada que muchos adultos no podían escalar. Los padres de Alberto me lo pusieron muy fácil, y a día de hoy les agradezco que confiaran tanto en mí».
Jesús Morenas Martín es profesor en la universidad de Extremadura; todo el mundo le conoce como «Chiqui».
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Es de Los Santos de Maimona y estudió la Diplomatura de Magisterio por Educación Física en Córdoba, y luego la Licenciatura en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte en Cáceres, para terminar siendo Doctor en Ciencias del Deporte por la Universidad de Extremadura en 2014, con una tesis doctoral sobre 'escalada deportiva'.
Actualmente trabaja como profesor en la Universidad de Extremadura en la Facultad de Ciencias del Deporte, donde imparte, entre otras asignaturas, «Actividades Físicas y Deportivas en la Naturaleza». Además, desarrolla su actividad científica e investigadora en el Laboratorio de Control Motor de dicha facultad, investigando sobre la mejora del rendimiento deportivo en la escalada. Toda una personalidad en el mundo de la escalada que sale ahora a la palestra porque fue el primer entrenador de Alberto Ginés, el cacereño primer campeón olímpico de Escalada.
- ¿Qué relación tienes con el mundo de la escalada? ¿Desde cuando eres escalador?
Pues prácticamente toda mi vida. Empecé a escalar a los 10 años en el antiguo rocódromo de la pared del frontón del polideportivo municipal del pueblo. Me fascinó ver a la gente subiendo una pared vertical, simplemente con la ayuda de sus pies y sus manos. Me pareció todo un reto, y no me lo pensé; dejé en el suelo el balón y al rato era yo el que subía la pared. Después me fui a estudiar a Córdoba, que era por aquel entonces una «meca de la escalada» en España, y en nuestra región las instalaciones para entrenar y las zonas de escalada eran muy limitadas. Actualmente me considero un privilegiado, ya que mi pasión, la escalada y las actividades físicas en el medio natural, impregnan todas las facetas de mi vida, ya sea en mi trabajo o echándome al monte con mi mujer Myriam los fines de semana. La escalada me ha aportado una serie de valores que me han sido muy útiles en la vida. Por eso trato de transmitir mi pasión por la escalada y estos valores a mis estudiantes en las clases.
- ¿Como llegas a conocer al actual campeón olímpico?
En aquella época yo encaminé mi formación al entrenamiento de la escalada, complementando mi carrera en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte con cursos específicos que iba encontrando. También durante mis años de doctorado estudié mucho sobre entrenamiento. Los padres de Alberto estaban preocupados, pues se aburría un poco en el rocódromo sin supervisión. Un buen amigo escalador, le comentó que hablara conmigo. Comenzamos a entrenar allá por el 2013. En ese momento tenía unos 10 años, pero tenía un nivel de escalada y un potencial muy altos, realizando vías de escalada que muchos adultos no podían escalar. Los padres de Alberto me lo pusieron muy fácil, y a día de hoy les agradezco que confiaran tanto en mí. Teníamos muy claro los objetivos: que se divirtiera, por una parte, y que siguiera evolucionando y mejorando por la otra. Nos preocupaba que se aburriera y abandonara la escalada o que el entrenamiento no fuera el adecuado, provocando alguna lesión o algún problema en su desarrollo.
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Antes de empezar a entrenarle tuve una conversación con él para ver sus motivaciones para escalar y adaptarle el entrenamiento, y me respondió que quería ser campeón del mundo. Me sorprendió porque lo dijo con un poco de vergüenza, pero con mucha confianza. Ya sabéis el resto de la historia.
¿Cuánto tiempo estuviste entrenándole?
Pues un par de años. Íbamos al rocódromo del pabellón Multiusos de Cáceres y echábamos la tarde. Al poco también empecé a entrenar a su hermana Miryam. La verdad que me lo pasaba genial entrenado, porque, aunque Alberto era tímido de primeras, también le gustaba hacer muchas tonterías y nos reíamos mucho. El proponer a Alberto entrenamientos motivantes y diseñar vías de escalada que le supusieran un reto fue para mí todo un desafío, por que ya en aquel entonces escalaba mucho mejor que yo. Pero recuerdo aquella etapa con mucho cariño. Más adelante surgió la oportunidad de entrenar con David Macià, su actual entrenador. Lógicamente era una oportunidad que no podía desperdiciar. Al tiempo ya se mudó a Cataluña. Tristemente en Extremadura, en la actualidad, no hubiera podido alcanzar estos logros ni continuar con su preparación para Paris 2024.
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- ¿Que valoración haces de esta gesta y como va a influir en la escalada en Extremadura?.
Pues obviamente va a tener una repercusión enorme. La escalada es un deporte muy completo a nivel físico y mental, pero ha sido siempre un deporte minoritario, aunque en los últimos años está subiendo el número de practicantes de una forma exponencial. Desde su debut este verano en las olimpiadas de Tokyo, la gente se está interesando por la escalada. Extremadura no tiene muy buenas instalaciones públicas para escalar y, las que tiene, están totalmente obsoletas o en mal estado. Antiguamente un rocódromo era un lugar normalmente poco estético en alguna pared aislada, o un sitio oscuro en alguna cochera o bajo las gradas de un pabellón. Hoy en día esto ha cambiado mucho, y las instalaciones son espaciosas y luminosas, con un gran colorido y atractivo. Gracias a esto son muchas las personas que han comenzado a practicar en estas salas privadas, además de por ser un deporte muy social. Aun así, creo que la Federación Extremeña de Montaña y Escalada viene haciendo desde hace tiempo un trabajo excepcional con las escuelas de escalada, que tienen una gran base y unos monitores muy buenos, a pesar de la falta de instalaciones modernas.
- ¿Es la escalada un deporte de mucho riesgo?
Aunque hay elementos que no podemos controlar en el medio natural, como un
desprendimiento de rocas o la climatología, la escalada en sí no es un deporte de riesgo si
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se conocen las técnicas y maniobras adecuadas. De hecho, pienso que la escalada, cuando
se practica además en un rocódromo, donde no existen esas incertidumbres del medio natural, el riesgo es ya prácticamente inexistente.
- En Los Santos tenemos el triste recuerdo de la muerte de un montañero en una cumbre del Himalaya, Antonio Luis Galea Gordillo ¿Cuál es la recomendación que como experto puedes hacer?
La verdad es que era muy pequeño cuando pasó aquella tragedia, pero recuerdo cómo los mayores hablaban de que una avalancha los había arrastrado cuando ascendían a la cima del Pumori (7.161m). La gente que quiera hacer estas actividades debe formarse para controlar las técnicas y maniobras necesarias, y por supuesto, ir ganando experiencia poco a poco, comenzando con cumbres menos exigentes e ir progresando hacia cimas más complicadas. La FEXME (Federación Extremeña de Montaña y Escalada) imparte unos magníficos cursos de iniciación y de tecnificación en alpinismo para formarse, con unos técnicos de altísimo nivel. No hay excusa.
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-¿En qué sitios has escalado y que cumbres has subido como montañero si es que lo eres?
Aunque también hago montañismo, yo principalmente practico la escalada deportiva. Una de las cosas buenas que tiene es que te permite viajar mucho, ya que cada zona tiene unas vías únicas, un tipo de roca diferente, que te proporcionan un tacto y unas sensaciones distintas; además, hay que sumar el entorno natural del lugar. He escalado en decenas de sitios de España y Portugal, y cada una tiene su encanto. En cuanto al montañismo, me considero totalmente amateur. Si es cierto que he realizado ascensiones invernales a infinidad de picos en Gredos. Aunque la cumbre más alta que he ascendido es el Toubkal (4.167m) en la cordillera del Atlas marroquí en 2015 con mi mujer, pero, aunque tenga cierta altura y terreno nevado, es una cima muy asequible.
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