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Carmelo López Lucio Poves
Carmelo López: «Yo viví en la estación del ferrocarril alumbrándonos con quinqués de petróleo»
Uno de los 'niños de la estación'

Carmelo López: «Yo viví en la estación del ferrocarril alumbrándonos con quinqués de petróleo»

Luego entraria a trabajar en la fábrica de Asland y era el secretrario del Comité de Empresa cuando se cerro. ·

Allí, en aquellos campos cercanos a las vías del tren, Carmelo y sus hermanos jugaban con otros niños de familias que también vivían en la estación: Los Fúster, los Tena, los hijos de Beltrán, factor de circulación …y otros niños que tenían por allí sus casa.

Jueves, 18 de abril 2024, 11:50

Carmelo López González es uno de aquellos 'niños de la estación' que se criaó entre las vías del tren ya que su padre era el jefe de la estación de ferrocarril en Los Santos. Vivian en el interior del edificio- parte superior- y llegó a Los Santos, desde Mérida, donde nació cuando solo tenía 7 años. Eran varios hermanos que daban colorido al entorno.

En su mochila de recuerdo conserva los de sus amigos de correrías por aquella zona donde se estaba instalando la fábrica de cemento Asland y, tal vez por ello, su padre, Don Carmelo, hizo todo lo posible porque se dotara a la estación de luz eléctrica. Hasta entonces, como todas las estaciones de esta zona, se alumbraba por quinqués de petróleo.

«La luz electrica llegaría a la estación sobre el año 1955, antes de la inauguración de la fábrica de cemento a la que, más tarde, yo estaría tan ligado».

Allí, en aquellos campos cercanos a las vías del tren, Carmelo y sus hermanos jugaban con otros niños de familias que también vivían en la estación: Los Fúster, los Tena, los hijos de Beltrán, factor de circulación …y otros niños que tenían por allí sus casa.

«Yo iba a las clases de Don Cayetano, en la calle del Agua, donde fui compañero de pupitre de Joaquín Ortiz o Miguel Gómez. Fue una enseñanza muy completa, teniendo en cuenta que en Los Santos, cuando yo era un niño, no había institutos…».

Cuenta Carmelo que con pocos años entró en la fábrica como una especie de botones

«Yo empecé trabajando, con apenas 18 años, el 1 de junio de 1960 y ahí me encontré a los trabajadores de la oficina que era mi sección: Corchado, Ceballos, Manolo Serrano…Tena. Mi puesto era de 'aspirante' que era así como se reconocía mi trabajo».

Carmelo López

En las oficinas de Asland

Carmelo llegó a ser en esa oficina oficial de segunda y secretario del comité de empresa en los años difíciles, 71-72, en que empezó el proceso de desmantelamiento de la empresa.

«Era el secretario del comité por ser el más joven y participé en todas las reuniones que dicho comité mantuvo con la empresa. Creo que llegamos a un muy buen acuerdo porque, las indemnizaciones a quienes no quisieron irse a otros centros de trabajo de Asland, llegaron a las 500.000 pesetas. Eso era una gran cantidad si tenemos en cuenta que, en aquel tiempo, por 200 .000 te comprabas una casa».

Según Carmelo, unos 60 trabajadores se marcharon a trabajar a otras factorías de Asland : Barcelona, Toledo, Valencia, Córdoba, Madrid…

«El resto, más de doscientos trabajadores, cogieron la indemnización; ten en cuenta que en la fábrica trabajaban cerca de 400 trabajadores. Fue un palo para el pueblo porque la factoría generaba una serie de puestos indirectos que también sintieron el cierre, especialmente en el sector del transporte».

Durante la entrevista Lucio Poves

El cierre de Asland

Pero la posibilidad de mantener en Los Santos esta vieja factoría, nacida para implementar el cemento que se exigía para las construcciones en el Plan Badajoz, eran casi imposibles.

«La empresa estaba haciendo una ampliación de su enorme factoría de Villaluenga, en Toledo, y ello suponía tener resuelto el abastecimiento de toda la zona de Extremadura: El cierre de la fábrica de Los Santos estaba cantada, apostaron por Villaluengas y cerraron la de Los Santos», asegura Carmelo López.

Carmelo fue uno de los que se quedó en la empresa, pero obligado a emigrar y ahí comenzó una brillante carrera.

«Yo me fui a las oficinas centrales de Aslansd en Madrid y de allí me mandaron a la mayor gravera de España, en el paraje llamado 'Soto de Pajares', en Arganda del Rey. Allí estuve dos años».

Pero a Carmelo le tiraba la tierra y solo necesitó una pregunta.

«Mi entonces jefe me pregunto si quería trasladarme a Badajoz y yo le conteste que, ¡a ser posible antes de cenar!…»

De ascenso en ascenso

Y así es como el joven Carmelo se traslada a Badajoz para trabajar en 'Hormigones Premezclados' que Asland tenía en la capital pacense.

«A partir de ahí vinieron sucesivos traslados y viví en Sevilla, Lisboa, Badajoz, de nuevo, y Ciudad Real, donde acabé mi vida laboral; todos estos traslados conllevaban una mejora laboral y económica. Por ejemplo, en Lisboa estuve de director general adjunto en una gran centro de Asland en el país vecino…fueron tres años, entre el 88 al 91», recuerda ahora Carmelo quien siempre se sintió de su pueblo Los Santos.

«Yo no nací aquí pero me vine con siete años y, si alguien me pregunta, siempre digo que soy de Los Santos; y sigo viniendo. Vivo en Badajoz pero tengo casa aquí y en verano estoy tres meses y al menos una vez al mes vuelvo por unos cuantos días. Soy muy santeño y estoy informado de lo que pasa por aquí», comenta Carmelo mientras bebe su cerveza de mediodía.

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