«Si tuviéramos que buscar una palabra para definir esta experiencia sería impactante»

Las cinco jóvenes - Carmen Marín, Alba Moreno, Elena Sousa, Esperanza Ramírez y María Sousa- que volvieron el domingo desde Lisboa donde han permanecido una semana en las Jornadas Mundiales de la Juventud, vuelven con sus mochilas llenas de experiencias

«Si tuviéramos que buscar una palabra para definir esta experiencia sería impactante. Nos resulta increíble y nos llena de orgullo ver a tantísima gente joven reunida con ganas de llenarse del espíritu de Dios».

Mucha gente cree que la Iglesia no tiene futuro, dicen «y sólo hay que ver la cantidad de jóvenes que nos hemos reunido esta semana en la JMJ, cada uno por un motivo y con un objetivo, pero todos con las mismas ganas de acercarnos al Señor, como nos han repetido en varias ocasiones, no sólo somos el futuro de la Iglesia, sino también el presente, y hemos podido comprobar de primera mano que somos una comunidad cristiana viva».

Momentos inolvidables

Algunos de los momentos que más les han marcado de esta experiencia han sido muchos pero los resume: «nuestra participación en el coro para la misa del encuentro de españoles que celebramos en Estoril, porque como decía San Agustín, 'quien reza cantando, reza dos veces'. También un momento de reflexión que tuvimos junto al que fuera nuestro vicario parroquial, Domingo, en un parque, porque nos unió mucho más a todos los que nos acompañaban y no conocíamos. Y por último la vigila con el Papa Francisco, muy profunda y emocionante».

De dicha vigilia les marcaron muchas frases, pero entre ellas: «nadie tiene más amor que el que da la vida», «el único momento en el que hay que mirar a una persona desde arriba hacia abajo es para ayudarle a levantarse» y también « en la vida nada es gratis, todo se paga, sólo es gratis el amor de Jesús».

Experiencia increible

Según relatan ha sido una experiencia increíble, pero es cierto que no todo ha sido bueno, «Teníamos que andar grandes distancias a muy altas temperaturas y con pocos puntos de agua para hidratarnos o refrescarnos. El transporte también era agobiante, pues todo el mundo quería entrar al mismo tiempo; pero nosotros nos tomábamos las cosas como mejor podíamos e intentábamos ir siempre alegres, cantando y animando a todo el mundo».

Finalmente las cinco dan gracias a Dios por habernos permitido vivir esta experiencia «y habernos acercado más a Él, al igual que el año pasado con el camino de Santiago, y ojalá podamos vivir muchas más».

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