De 0 a 101 en menos de 5 años

Pero de deporte…. poquito o más bien nada y ahí está como tras una fase dura de la vida en la que no todo salía como se quería, comienza con el reto de que la actividad física vale mucho más que para estar en forma «después de pasar por una situación complicada a nivel personal, animé también a mi mujer a meternos un poco en el mundillo del deporte, como vía de escape. Nos decidimos a participar en carreras populares para tener metas que lograr y mantener la mente ocupada», de esas semillas aparecen los retos mayores, pero nada dejados al azar o a la progresión en el tiempo «compartía entrenos también con José Mari, policía local de Jerez y muy vinculado al arbitraje del futbol regional extremeño, fui ampliando las distancias y mejorando los tiempos y llegaron las medias maratones. Sin embargo, cuando más disfrutaba era cuando salía a entrenar al campo. No me cansaba de descubrir rincones en la dehesa del extenso término jerezano».

Poco tiempo después de empezar, se fundó en Jerez el club de Atletismo «me animaron a formar parte del grupo. Eso me sirvió para conocer a mucha gente de este «mundillo», y entre ellos, a Daniel Remón un placentino que vive en Valle de Matamoros, corredor de la Selección Extremeña de Carreras por Montaña con varios títulos autonómicos y destacadas actuaciones a nivel nacional. El cambio de pasar de las medias maratones y carreras populares a la montaña es muy grande, correr en alta montaña es otra cosa... El año pasado tuve la suerte de poder correr en Vall de Boí, en los Pirineos o la Buff Epic Trail, una prueba de skyrunning que fue otra aventura que recordaré siempre.

La pandemia frena las opciones de un reto mayor y es que los 101km de Ronda estaban en la mente de Enrique «La primera vez que oí hablar de Ronda fue a través de mi primo Rafa y desde entonces siempre la he tenido presente, no sé por qué; incluso antes de empezar a correr. Imagino que la vería como algo prácticamente imposible de hacer».

Es una carrera que organiza el Tercio Alejandro Farnesio IV de La Legión en la serranía de Ronda , de la que se han celebrado ya veintitrés ediciones y en la que ya han participado varios santeños en otras ocasiones. Empieza y termina en la localidad malagueña Ronda, en un total de 101 kilómetros y casi 3.000 metros de desnivel positivo acumulado. En esta edición participaban casi 9.000 deportistas entre ciclistas y marchadores. Para Enrique no ha sido fácil el camino hasta poder estar en la línea de salida de la prueba rondeña «A finales de octubre pasé por el quirófano para una cirugía nasal por lo que la preparación se paró de golpe. He enfocado todo a como lo estaba haciendo para carreras más cortas pero aumentando las distancias y alternando disciplinas deportivas para aumenta mi fondo físico».

Ahora sí, tenemos que tener en cuenta que además del cuerpo hay que educar a la mente para un esfuerzo de este tipo «he trabajado mucho el factor psicológico. Primero convenciéndome de que lo podía hacer y después entrenando situaciones complicadas que se me podían plantear durante el recorrido. La preparación mental en este tipo de carreras creo que es determinante».

El tercer pilar de la preparación ha estado en comer bien «Por último, pero no menos importante, está la parte nutricional. En casa solemos llevar una dieta equilibrada, por lo que solo suelo suplementar con recuperador tras las sesiones más exigentes. He entrenado mucho la carga de hidratos y la ingesta de líquidos porque el día de la carrera es algo que hay que controlar muchísimo. Cualquier error puede llevarte a tener que abandonar por deshidratación, problemas estomacales...«

Los días previos fueron complicados para el santeño todo se ponía en contra «a los nervios propios a lo desconocido y el poco dormir de las noches previas se sumó un pinzamiento en la zona lumbar por una hernia de disco que padezco desde hace tiempo y que resurgió debido a la carga de entrenos con impacto.

101km de Ronda

Previamente se realizan actos militares de homenaje. Este año era la primera edición sin «SuperPaco», un veterano ultrafondista muy conocido y querido, que falleció poco antes de la pandemia. Tras los homenajes, gorras en la mano izquierda, los tres ¡Viva! Y la salida.

Tras la salida de los marchadores «tuvo lugar una carrera infantil de 3 kilómetros para 1.200 niños en la que participó mi hija. Aunque la carrera no era competitiva, le sirvió para hacer más amena la espera y disfrutó muchísimo».

«La tarde antes me llevé la grata sorpresa de que finalmente tomaban la salida un par de compañeros que habían sido duda hasta última hora. Tras cruzar el centro de Ronda y la Real Maestranza, los primeros 70 kilómetros discurren por caminos anchos y terrenos «corribles». Los Cochinos y Chinchilla son las dos cuestas más destacadas y en las que se acumula la mayor parte de desnivel. En esta primera parte de la carrera, las altas temperaturas endurecieron el recorrido y comenzaron los golpes de calor y las deshidrataciones, lo que engrosó notablemente el número de abandonos, era duro ver a compañeros tirados en el suelo con goteros, puestos sin duda alguna superar eso ya era un éxito».

A partir del paso por el acuartelamiento las continuas subidas hacen que los últimos 31 kilómetros sean de meter riñones y usar bastones. «Finalmente, llegamos a meta poco antes de la una de la madrugada, en un tiempo inferior a las 15 horas, por lo que estoy más que satisfecho. Al ser mi primera participación en Ronda preferí disfrutarla al máximo a ir pendiente de la marca».

El Credo Legionario está muy presente en todos los aspectos de la carrera. El «Espíritu de compañerismo» se contagia desde el momento de la recogida del dorsal. Ningún participante pasa a otro con problemas sin preocuparse por él. Eso, y la implicación de los vecinos de los pueblos de paso hacen le dan ese plus diferenciador más que positivo a la prueba. La calle del Sol de Setenil puede asemejarse a la subida a un puerto de montaña en el Tour de Francia.

«Quiero aprovechar estas líneas para agradecer a Leandro Vellarino su compromiso conmigo desde el momento en el que supo que había conseguido dorsal y junto con Paco Barragán y el resto del «Batallón», su implicación aconsejándome durante toda la preparación. No puedo olvidarme de los jabalíes de la sección de montaña del Club Atletismo Jerez de los Caballeros, que han apostado por mí desde el principio de esta aventura. Y al resto de miembros del club y de la ACS por sus ánimos. A mis amigos, tanto santeños como jerezanos, por estar siempre ahí. Especialmente a Roberto, por su colaboración desinteresada. Por supuesto a mi familia, que está siempre apoyándome. A los que ya no están, que me dieron ese último empujón en las últimas cuestas. Y, sobre todo, a mi mujer y mi hija, que sufren mis ausencias durante los entrenamientos y son mi mayor motivación.

Quiero tener un recuerdo especial ya que semanas antes de la prueba, en el momento que tuvo constancia de mi participación en los 101, contactó conmigo José Mari Gordillo, el Murga, para ponerse a mi disposición y aconsejarme. Él era así, y este deporte le debe mucho en su vertiente popular. Nadie mejor que él representa lo que significa ser CIENTOUNERO. Antes, durante y después de la prueba, siempre lo tuve presente en mis pensamientos. Desde aquí mi humilde homenaje».

Próximos retos:

-Desafío solidario Epic Trail entre Badajoz y Casar de Cáceres (125 km) a beneficio de Asociación Garabato y Hospital Niño Jesús para la lucha contra el cáncer infantil

-Me gustaría correr este año las Millas romanas. Tengo ganas de probarme en una prueba nocturna.

-Seguir con las citas habituales: Valdigüelo, Trail de Jerez, Trail de Valle de Matamoros... Y lo que surja