El Cristo de las Misericordias tampoco pudo salir por culpa de la borrasca Nelson

El Jueves Santo fue de frustración para las Cofradías que, durante todo el año, han estado pensando en este día para sacar a la calle a sus pasos. Decepción y tristeza en los costaleros del Nazareno y la Esperanza que ni siquiera pudieron levantar sus pasos en el interior de la Iglesia. Pero la acertada decisión por parte de la Junta de Gobierno evitó que el templo se convirtiera en un lugar lleno de sonidos de muisca, aplausos y todo lo que lleva esta cofradía cuando está en la calle haciendo sus 'encuentros'. No pudo ser y el hermano mayor Miki Canseco tomó una responsable y buena decisión por respeto a la exposición del Santísimo en el Monumento.

Se esperaban lluvias por la tarde, pero no tan intensas y no hubo que mirar al cielo para suspender la procesión del Cristo de las Misericordias, el crucificado de Los Santos: la borrasca Nelson se ceñía sin piedad a esta zona.

Cien años de historia de una hernmandad

Se esperaba una procesión distinta, con el gran paso de gala; se celebraban los 100 años desde que Don Ezequiel fundase en Los Santos esta hermandad, pero no hubo maneras porque el agua impidió que el paso del Cristo y el de la Virgen de los Dolores salieran a unas calles que etran ríos de agua después de toda la tarde lloviendo.

La Cruz de Guía situada en el altar mayor, daba a entender que la Cofradía no pondría al Señor de las Misericordias en la calle y también quedaría en su casa la Dolorosa de Mauricio Tinoco que lo acompaña en su procesión aunque sea de otra hermandad. Silencio de cofradía, morado el color de las túnicas y mucho respeto cuando la hermana, Mayor Rafi Lavado, comenzaba su alocución recordando la efemérides y dando gracias por la lluvias

«Te damos gracias Señor por esta lluvia tan necesaria. Te la hemos pedido tantas veces y bendito seas porque hace mucha falta», dijo la hermana Mayor.

Rogativas por el agua

Y es que antiguamente este Cristo de las Misericordias se sacaba en rogativa cuando hacía falta el agua. En esta ocasión la borrasca Nelso ha hecho el trabajo y, lo inédito de este pasado Jueves Santos es que ninguna de las procesiones salió a la calle.

Con una solemnidad que daba escalofríos, la imagen del Cristo fue mudado de las inmediaciones de su altar, hasta el altar mayor. Pasó por delante de la Virgen de los Dolores , que lo recibió con su nueva candelería encendida; los cargadores de paso, cara tapada por el antifaz morado, lo llevaron muy lentamente hasta el altar mayor donde quedo expuesto a la veneración. La oración fue emotiva y se pidió especialmente por la salud del párroco Don Leonardo quien está en Badajoz pasado con curas amigos el triduo Pascual. Pero también por quienes mueren en las guerras, por la paz, y se dieron muchas gracias por lo que «nos da la vida».

Emocionante y vibrante cuando sonaron los tambores en el interior de la Iglesia Parroquial y ese Cristo enorme, muerto en la cruz, que un día llegó de las Indias, era rodeado de los fieles que, en gran número, se congregaron en el templo.

Exquisita, respetuosa, sin algarabía ninguna, con mucho silencio y devoción, terminó la breve procesión hasta devolver el gran paso con el Cristo, adornado de lirios morados, hasta el lugar cercano a su altar. Mejor y con más respeto al Santísimo, no se pudo hacer y esta hermandad sabe mucho de silencios.

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