En la ceremonia de coronación de la Virgen de la Estrella, el principal oficiante será el obispo de la diócesis de Badajoz, monseñor Montero. Es tan singular una coronación canónica que el obispo Montero, en sus veinticinco años de obispado, es la primera vez que va a presidirla. Un buen regalo de los santeños en las bodas de oro de don Antonio. Antes, a las siete de la tarde, monseñor Montero inaugurará la casa de la iglesia o centro social parroquial. Una casa señorial ubicada en la céntrica calle «El agua». En una entrevista, concedida por el obispo para la ocasión, se lanza un lema de la coronación: «No se puede ser mariano -dice el obispo- sin ser cristiano; ni cristiano sin ser mariano». –
Señor obispo: cuando el día 30 coloque sobre las sienes de la Virgen de la Estrella la corona, ^cuál será su primera oración y cuál la reflexión que le merecerá la decisión de la mayoría del pueblo santeño de coronar a su Virgen? –
Empezaré por lo segundo. Es evidente que, cuando yo he decidido de buen grado y con sincera complacencia, esta coronación de la Virgen de la Estrella -la primera que realizo en mis veinticinco años de ministerio episcopal- es porque estaba absolutamente convencido del inmenso caudal de devoción mariana, que anida desde hace siglos en el corazón de los santeños. Pero, sabedor de las exigencias que hoy recomienda la iglesia para promover acontecimientos de esta naturaleza, he pedido también a la parroquia y a la cofradía que acreditaran esa devoción con signos fehacientes de vida cristiana, acomodados a la Iglesia de hoy. Han sido tres, principalmente, primero, la reestructuración de la hermandad con arreglo a las normas de la diócesis, inspiradas en el Concilio Vaticano II. Segundo, la renovación cristiana de la feligresía mediante una misión general del mismo carácter, a cargo de los Padres Claretianos. Tercero: la puesta en marcha de una obra eclesial y social que ha consistido en la adquisición de una gran casa para todos los servicios pastorales de la comunidad. Todo eso se ha hecho desde el compromiso cristiano y desde el amor a la Virgen.
¿Qué más podía pedir yo? Volviendo a su primera pregunta, deseo que mis sentimientos, al depositar la corona sobre la cabeza de la sagrada imagen, sintonicen con el corazón de la Iglesia cuando quiere cubrir de gloria a la Madre de su Señor, y recojan también el latido de un pueblo que ha hecho del amor a su Patrona el principal vínculo de su identidad.
- Don Antonio, ¿por qué se coronan canónicamente tan pocas vírgenes?
- En primer lugar, por tratarse de un acto solemnísimo, que no lo sería si se prodigara demasiado. La palabra solemne viene del latín y significa uno solo en el año. En estos casos muchos menos, porque las condiciones de autenticidad cristiana, de honda tradición mariana, de resonancia devocional de una determinada advocación de la Virgen, junto a otros datos sociológicos y religiosos, difícilmente se consiguen. Abunda a veces demasiado el afán de oropel, e incluso de vanagloria, poco acordes con la sencilla humildad de la Virgen María.
- Con esta coronación se colman las aspiraciones de muchos santeños; pero, desde el punto de vista de la vida cristiana., ¿cuál debe ser después para los devotos de la Estrella?
- Yo también me siento satisfecho. Porque yo no considero como pompa vacía o puro rito exterior, con todo el esplendor que queremos dar a la coronación de la Estrella, una celebración religiosa tan impregnada de fe y de amor como la que esperamos para el sábado. Tiene hoy mucha importancia que la fe personal de cada creyente se manifieste, sin alardes, delante de los demás, sobre todo cuando es una inmensa asamblea orante la que rinde culto a Dios y hora a la Virgen María ante propios y extraños. El culto es la más noble de las actividades de la Iglesia y un culto como éste, que brota de millares de corazones, manifiesta un valor y una belleza impresionante. Por lo demás, los frutos de la misión siguen muy vivos en todas las barriadas y casas de la población de Los Santos. Se notan también, y mucho, en toda la actividad pastoral de la parroquia, muy notable siempre por su vitalidad y dinamismo religioso. Es evidente que resta bastante por hacer, aquí y en todas partes. Como estamos hablando de Los Santos, yo quiero esperar que la coronación de la Estrella sea punto de arranque para un creciente empuje religioso, cultural y social, en los cristianos más comprometidos y en los que hasta ahora venían arrastrando una vida creyente de menos grados. El progreso integral de sus hijos es, y seguirá siendo, la mejor corona de la Virgen María. –
¿Se atrevería a buscar un lema que reflejase el auténtico sentimiento religiosos de esta coronación de la Virgen de la Estrella?. –
No se puede ser mariano sin ser cristiano; ni cristiano sin ser mariano. No se puede ser lo uno ni lo otro, sin ser hermano de los hombres.
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