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Cuadro del Cristo de La Caña
Detalles del 'Cristo de la Caña' restaurado por la doctora Carmen Vega Vera

Detalles del 'Cristo de la Caña' restaurado por la doctora Carmen Vega Vera

Tras la reciente restauración del 'Cristo de la Caña' por la Doctora en Conservación-Restauración Carmen Vega Vera se han descubierto algunos secretos de este cuadro que se encuentra muy cerca del 'Camarín' de la Virgen de la Estrella y que preside un altar situado al final de la escalera que da acceso al mismo. la historia de su tela, los repintes y el estilo de la pintura se relatan en este interesante articulo de Vega Vera.

Carmen Vega Vera- Doctora en Conservación-restauracion

Domingo, 23 de octubre 2016, 17:32

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La representación de la figura de Cristo en diferentes momentos de su martirio, es uno de los temas más recurrentes de la historia del arte occidental, sobre todo a partir del Renacimiento. La escena del Ecce Homo, hace referencia a uno de los episodios más conocidos de la Pasión de Cristo y se enmarca dentro de un conjunto de diferentes representaciones que muestran el sufrimiento de Jesús antes de su muerte.

En el cuadro que nos ocupa, titulado comúnmente Cristo de la Caña, la representación iconográfica pertenece al Ecce Homo, donde Jesús aparece semidesnudo con las manos cruzadas y atadas, el cuerpo tiene señales de haber sido maltratado y su expresión muestra compasión hacia la hostilidad que le rodea. Porta elementos que se le han colocado en símbolo de burla como son la corona de espinas, el manto de color rojo y la caña a modo de cetro.

Varios son los autores que han representado el tema a lo largo del tiempo, como Van der Weyden, El Bosco, Tiziano, Rubens, Antonello da Messina, Gregorio Fernández o Luis de Morales entre otros. Sin embargo del cuadro en cuestión desconocemos su autoría, no está fechado ni firmado, algo común en siglos pasados, ni tampoco tiene ningún elemento que nos lleve a posicionarnos en alguna posible autoría. En cambio la restauración nos ha revelado que se trata de un tipo de tela muy utilizado a partir del siglo XVII y que por las características del marco parece ser posterior al cuadro, concretamente del siglo XVIII.

Debido al mal estado en que se encontraba la obra, la Cofradía Santísima Virgen de la Estrella decidió en 2015 someterlo a una restauración necesaria para su buena conservación, pues sin ella el cuadro se hubiese seguido deteriorando, perdiéndose definitivamente.

El deterioro más visible de la obra era el referente al estrato superficial, donde las alteraciones cromáticas estaban generalizadas por toda la capa pictórica debido a la oxidación del barniz de protección y a diversos repintes que se superponían unos sobre otros, impidiendo ver el cromatismo y formas reales de la pintura original.

Este tipo de daños son debidos a que en el pasado, el proceso de reintegración cromática no tenía ningún tipo de norma ni criterio, ni se tenía en cuenta el principio de respeto a la originalidad, sino que se procedía a repintar, sin control, recreando arbitrariamente las partes perdidas, llegando incluso a corregir perfiles o a cambiar formas y colores.

En la actualidad gracias a la creación de diferentes tratados, se han conseguido unificar los criterios y marcar unas pautas generales, consiguiendo que la reintegración pictórica esté, al menos, realizada bajo el principio de la diferenciación con el original como se ha aplicado en este caso, donde se utilizó la técnica del rigatino.

Esta técnica consiste en rellenar las lagunas de color con finas rayas verticales y paralelas realizadas con diferentes colores hasta obtener el tono deseado. Esta reintegración es invisible desde la distancia, pero inmediatamente reconocible, y sin necesidad de instrumentos especiales, en cuanto se accede a una visión próxima.

Gracias a todos los procesos llevados a cabo, como el tratamiento de soporte, consolidación, reentelado, limpieza y reintegración se ha conseguido por un lado devolver al soporte las características necesarias para la buena conservación de la pintura, y por otro se han rescatado las formas, el color y la luminosidad original recuperando finalmente la unidad estética de la obra.

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