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Carlos Álvarez
Ha muerto Carlos Álvarez Carrasco, quien fuera muchos años farmacéutico del pueblo
EL ENTIERRO ESTE DOMINGO A LAS SEIS DE LA TARDE

Ha muerto Carlos Álvarez Carrasco, quien fuera muchos años farmacéutico del pueblo

Fue farmaceutico y responsable local de sandidad, juez de paz, jugó en la U.C. la Estrella en los primeros años y su pasión por la caza le llevó a practicarla a pesar de sus achaques.

LUCIO POVES

Sábado, 22 de septiembre 2018, 19:34

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Casi de puntillas, se nos marchó Carlos Álvarez Carrasco. Un hombre que tuvo responsabilidades en su pueblo de Los Santos de Maimona - fue juez de paz cuando los jueces de paz ponían orden en los conflictos- y estuvo siempre entroncado a su pueblo: de niño, de joven y en su declive como persona mayor. Hizo la carrera de farmacia- por eso conocía los nombres científicos de tanta fauna y flora- y en las vacaciones volvía a casa tocado por esa afición tan inmensa a la caza.

Ya con la farmacia a su nombre se hizo mayor y montó el primer y único laboratorio de analítica que hubo en el pueblo con la exquisita exactitud a la hora de llevar a cabo los procedimientos.

Fue presidente de la Sociedad de Cazadores de Los Santos impulsando el respeto por la caza en años en los que cazar entre viñas y olivares era una gozada. Fue cazador por naturaleza propia, pero también pescador de finas cañas y antes practicó el ciclismo y el futbol- jugó en la Estrella

Conocí bien a Carlos porque siempre fuimos vecinos y lloré con él la muerte de su mujer Teresa y celebré con él la llegada de sus nietos al mundo.

Cacé con él hasta la extenuación; al principio cuando joven y ya en su declive- mantuvo siempre el amor por la caza responsable-. Le gustaba la caza de invierno: becacinas, chorlitos, patos

Con su eterno compañero, su tío Leandro Carrasco, eran incansables tras las perdices en esos días dorados del otoño. Fuimos compañeros de caza en nuestros particulares paraísos cazadores de Hornachos y Valverde de Llerena. Un señor andando por el campo y en el trato humano.

Carlos fue un buen cristiano y, últimamente, lo veíamos acercarse a la comunión sostenido en las dos muletas que le acompañaron al final.

Carlos tenía un fino sentido del humor y recordaremos siempres la manera de contar los chistes del enano y el del plomo derretido. Y las bromas del Chapa montado en aquel viejo doscaballos con el que íbamos al Coto Murillo.

Nos reímos juntos y lloramos juntos la muerte de otros compañeros de la misma partida de caza que ya estarán con Carlos soñando con los eternos cotos del cielo donde dicen que abundan los conejos y las perdices no como aquí en la tierra-.

Todos los días nos saludábamos en el corto tránsito de sus paseos hacia el hogar y el casino- mañana y tarde- con paradas intermedias por aquello de la EPOC. Lector apasionado de la prensa lo echaremos de menos en el desayuno y cada vez que volvamos a cazar al campo. Fue un hombre cabal, un señor que se hacía querer. Este domingo se celebrará su entierro y allí estaremos para despedirlo en la Iglesia Parroquial a las seis de la tarde. El duelo está en el Tanatorio Santos

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