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Francisco Romero: "Al pueblo se le abrió el corazón para que pudiera entrar Dios"

Francisco Romero: "Al pueblo se le abrió el corazón para que pudiera entrar Dios"

El sacerdote Francisco Romero Galván- nacido en Puebla del Maestre- ha celebrado en la Parroquia Ntra. Sra. de los Ángeles de Los Santos de Maimona una eucaristía de acción de gracias por sus bodas de plata sacerdotales. Fue precisamente en esta Parroquia, un seis de Enero de 1.991, cuando era ungido sacerdote por el Obispo de la Diócesis Mons. Antonio Montero. Ese día también se cumplían los 25 años de estancia en Los Santos del Párroco Ángel Muñoz Ramírez. En esta entrevista Paco Romero expresa sus sentimiento de este acontecimiento vivido en la Parroquia y en el Santuario de la Virgen de la Estrella

Lucio Poves

Domingo, 10 de enero 2016, 09:46

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Francisco Romero Galván es Doctor en Teología Catequética y licenciado en Psicología Clínica. Delegado Episcopal para la catequesis de la Diócesis de Mérida-Badajoz y Director de las Escuelas de Formación de Laicos. Además es profesor en el Instituto de Ciencias Religiosas y en el Centro Superior de Estudios Teológicos de Badajoz.

-¿ Con que sensaciones acabaste el pasado seis de Enero?

Quise celebrar los 25 años de sacerdocio en Los Santos de Maimona porque fue allí donde recibí la ordenación sacerdotal y puse los cimientos de mi ministerio. Me emociono siempre en el recuerdo de mi querido pueblo de Los Santos.

Al terminar los actos de ese día seis de enero pasado tenía una sensación de gratitud a Dios por todo lo que me ha regalado a lo largo de estos años. Personas concretas con las que he compartido muchas cosas hermosas y difíciles. Amigos de los que he recibido el afecto necesario y la compañía precisa. Mucha alegría, Hay muchas razones que la justifican. La presencia de una representación de todas y cada una de las parroquias por las que he pasado, de los grupos con los que he compartido la vida y de las personas que han significado tanto, sacerdotes y seglares, te hace experimentar un gozo que te invita a seguir en el ministerio sacerdotal. La Virgen de la Estrella fue la perla que se puso a la tarde de las bodas de Plata. ¡Cuánto amo a la Virgen de la Estrella! ¡Cuánto he recibido de su corazón materno!

-¿Y cuáles son los recuerdos de un seis de enero de hace ahora 25 años?.

Un día en el que me admiraba de la grandeza de cuanto iba a recibir para llevar a Dios a los demás. Recuerdo mis nervios imposibles de controlar, la satisfacción de mis padres y hermanas, la alegría de Don Ángel Muñoz, la ilusión de empezar algo con lo que había soñado desde hacía tanto tiempo. Aquella noche fui a dormir a mi pueblo natal, Puebla del Maestre, y antes de cerrar los ojos experimente un gozo especial, algo que no soy capaz de explicar con palabras. Ese algo me ha mantenido vivo durante todos estos años. Dios me dio una gracia inmerecida que debo cuidar como el mejor tesoro del mundo.

¿Cuáles fueron los mejores y más difíciles momentos vividos en Los Santos durante los 7 cursos en que estuviste aquí?

Los mejores momentos giraron en torno a la coronación de la Virgen de la Estrella. Al pueblo se le abrió el corazón para que pudiera entrar Dios. Eso lo consiguió la Virgen de la Estrella que vela constantemente por todos los santeños. Las misiones populares que se realizaron, las asambleas por calles, los encuentros con jóvenes y con familias, la oración... ¡Cuánto me ayudó en mi ministerio esos años de preparación de la coronación de la Virgen!.

Otra experiencia imborrable fue el trabajo en el instituto como profesor de Religión. Conocí a un maravilloso equipo de profesores que fueron mis amigos de verdad. Trabajamos codo a codo por el bien de nuestros alumnos y lo hicimos con mucha ilusión y cariño. También con los alumnos tuve una relación especial. Aprendían y estaban abiertos al dialogo y al conocimiento de la verdad. Todavía hoy con muchos de ellos sigo compartiendo en ocasiones los mejores momentos de sus vidas. Mis años en el instituto lo recuerdo como una de las mejores gracias en mi sacerdocio. Desde aquí quisiera agradecerle tanto como me dieron a los profesores y alumnos.

El trabajo pastoral en la parroquia bajo la guía de don Ángel han marcado mi sacerdocio. Siempre digo que soy lo que soy gracias a lo que me enseñaron las años de trabajo en la parroquia de Los Santos y a lo que me orientaron las personas con las que tuve la suerte de trabajar en la parroquia. Catequesis a todos los niveles, cáritas, grupo de liturgia, visitadores de enfermos, grupos de oración, preparación a los novios para el matrimonio... el consejo de pastoral... ¡Cuantas cosas hermosas! Mucho trabajo pero, lo digo de verdad, no me cansaba nunca (hoy pienso que sería imposible vivir la vida tan intensa de trabajo pastoral tal y como fue en los Santos), disfrutaba en todo lo que hacía: cuando daba catequesis, cuando acompañaba a un matrimonio con problemas o cuando tomaba una caña con los amigos. Todo me resultó gratificante.

Otro aspecto que recuerdo con alegría fue el trabajo, muy duro a veces, con los que se rehabilitada de la droga. Nos empeñamos en ayudarles y ellos consiguieron dejarlo y emprender una nueva vida. Para mi esto ha sido de una gran satisfacción.

Recuerdo también como algo muy positivo las reuniones de matrimonios de los Equipos de Nuestra Señora, el tiempo de convivencia con los catequistas y con los amigos.

Los momentos en los que más sufrí fueron cuando se nos fueron amigos entrañables a los que quiero mucho y que todavía hoy están en el recuerdo; también el compartir sufrimientos y momentos difíciles de muchas personas. No hay nada desagradable o duro que tuviera que afrontar en aquellos años. Al menos no lo recuerdo.

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